domingo, 19 de diciembre de 2010

La dosis diaria de escepticismo con relación a la fe en dios

El mejor placer en la vida es hacer lo que la gente te dice que no puedes hacer.


Walter Bagehot



Platicaba el otro día con Samuel, un compañero de trabajo, sobre las consecuencias de los actos de las personas. Él decía que los actos deleznables de las personas eventualmente serían castigados por dios. Castigados, vengados, reivindicados o de alguna manera "equilibrados" por diosito. Y yo le decía: Más bien somos los humanos quienes en forma bastante imperfecta juzgamos estos estos actos, en la medida en que tenemos un sistema de justicia perfectible ¿Te has preguntado qué pasaría si dios decidiera no intervenir en esos asuntos? Incluso le espeté ¿Qué pasaría si no hubiera dios?


Estas preguntas sacan de balance a cualquier creyente. Y lo normal es que recurran a los dogmas aprendidos para tratar de salir de ese desbalance. Uno de esos dogmas es que dios "nos da la vida". O de otra forma "dios es la razón por la que existimos". Y nada más.


Así respondió mi amigo. Pero es claro que su intento no es razonado, es la respuesta aprendida y repetida para afianzarse a un clavo de salvación. ¿Qué sería de un mundo sin un dios que nos diese la razón última de nuestra existencia? Para los creyentes, ese mundo es impensable; es un concepto totalmente fuera de contexto. Está fuera de su ámbito de atención.


Por ello es que las ideas sobre ateísmo como agnosticismo son un peligro para los creyentes, porque esas ideas se atreven a cuestionar los dogmas aprendidos mediante un adoctrinamiento feroz. Porque cuestionan lo incuestionable para la fe.


Finalmente no insistí en mis cuestionamientos con (¿o sería contra?) la fe de mi amigo, pero mi conclusión respecto las ideas sobre dios, es que sobreviven en nuestros días sólo por estar basadas en la fe. Aún no he encontrado algún tipo de argumento, prueba o evidencia que muestre inequívocamente la existencia de dios, excepto a través de la fe.


Esta conclusión me recuerda que otro amigo de la red, Angel Rodríguez, cuyas ideas, confieso abiertamente, han sido vilipendiadas y sujetas a mi feroz escepticismo en este espacio, recientemente se aventó la siguente frase respecto a los no-creyentes:




Sí. Eso es cierto. Todo "No Creyente" es "No Creyente" de boquita para afuera. Cuando te ves desamparado enseguida miras hacia arriba.


Este es el típico argumento absolutista, que al incluir la palabra "Todos" pretende ser 100% incluyente. Mucha gente tiene estos arrebatos de fe, en los que no dudan de sus propias aseveraciones. En realidad es demasiado aventurado hablar de lo que no se conoce, y don Angel, adivino, no tiene forma de saber si exactamante "todos" los no creyentes tienen ese comportamiento.


Puedo decir que en mi infancia tuve un adoctrinamiento típico de cualquier familia católica mexicana: Rezos, oraciones, rituales, asistencia a misa, bautizo, confirmación, primera comunión y otros inmencionables sacramentos. Casi todos en mi núcleo familiar tenían fe en dios, y profesaban la religión católica. Nunca tuve algun tipo de iniciación formal al ateísmo o al agnosticismo, excepto la actitud de mi papá.


Él participaba en todos los rituales familiares, pero mostraba poco interés al hacerlo y a veces revelaba hasta un poco de fastidio al realizarlos. Pero yo creo que participaba por darle gusto a mi mamá y a sus hermanos. Nunca hablé con él sobre su estado de fe, pero haciendo un análisis de su actitud, puedo concluir que no la tenía.


Y puedo constatar que en su lecho de muerte no acudió ni invocó a ningun ser superior. Sólo derramó una lágrima estando en los brazos de mi mamá... y expiró.


Ese hecho me mostró que la afirmación de don Angel y la de Samuel son bastante relativas y que sólo se basan en la creencia de que son ciertas sin mucha evidencia que las sustente. Mi papá pudo vivir una vida completa en un mundo en el que no había necesidad de tener fe, con errores y aciertos como los de cualquier ser humano. Así como lo han hecho tantos ateos en la historia.


Por mi parte, el adoctrinamiento al que fui sometido en mi infancia sólo funcionó unos años. Antes de cumplir los 20 ya tenía serias dudas al respecto de la existencia de dios. Y si hora no me declaro ateo es porque la palabra "ateo" no es esdrújula. Prefiero definirme como escéptico y agnóstico.


Imagen de entrada: Cuadro del Baron d'Holbach, célebre ateo del siglo XVII.

3 comentarios:

Garabuyo dijo...

Gracias por la honradez
Y voy con la mia: Me gustaría poder estar seguro de algo... Me declaro "mas bien agnóstico", pero ¿como he llegado hasta aqui?, ¿por que somos los únicos animales que "piensan que piensan"?, ¿como puedo estar seguro que lo que pienso es lo cierto?, si hubiera tenido otras vivencias distintas de las que tenido, ¿pensaría lo mismo? Y en el caso de que no, "lo cierto" sería la misma cosa de lo que creo que es ahora. Me he equivocado un monton de veces, y si me equivoco ahora...? ¿estoy en la parálisis por el análisis?. Para el caso de que exista, ¿Dios es infinitamete bueno y podereoso según se ve el mundo?, o solo me gusta la idea de tener un amigo potente al que recurrir, o contra el que despotricar, cuando todo va mal?
Me gustaría saber como los demás llegan a sus conclusiones...

Pablogger dijo...

Hola 7/

Interesantes cuestionamientos los tuyos. Yo empecé a no-creer en dios cuando oía chistes pelados sobre el Jesús Cristo. Luego, al repetirlos y no recibir un castigo ejemplar, mi duda se hizo cada vez mayor.

Si diosito no se enoja porque digo chistes a sus costillas ¿me hará caso si le pido algo? Mi respuesta es dual pero la misma en ambos casos: NO.

No, porque dios no existe. O bien No, porque si existe somos total y absolutamente intrascendentes para él (o ella... o eso).

Saludos

KC

Angel Gamuzca dijo...

Yo he llegado a pensar acerca de la necesidad instintiva el tener fe, asi se explicaria mas facil el exito de las religiones y los dogmas, al resolver facilmente a mucha gente, pudiendo seguir con sus procesos cotidianos; ya que la duda, mata.

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