La política es el arte de aplicar en cada época aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible.
Antonio Cánovas del Castillo
La primera vez que sospeché que un acto a nivel nacional servía de distractor fue cuando el Papa Juan Pablo II visitó México por segunda ocasión. En ese entonces me pareció una excelente maniobra del gobierno mexicano invitar al Papa para que visitara nuestro país.
Porque había un asuntito de importancia nacional (y mundial) que, debido a tanto retraso, estaba ocasionando más problemas que soluciones: La puesta en marcha de la Central Nuecleoeléctrica Laguna Verde.
El antecedente
Por fortuna para mí, fui testigo de algunos hitos en esta historia, por haber estado en primera fila durante ciertos acontecimientos relacionados con esta planta. Cito párrafos de un sitio de Greenpeace:
No mencionan los motivos de los retrasos, pero yo los puedo mencionar debido a que, como dije, tuve acceso a información de primera mano, pues desde 1981 trabajé para el Instituto de Investigaciones Nucleares, con gente que estuvo involucrada con la decisión de construir esta central, además de que existe una excelente reseña de la historia de la energía nuclear en México que puede consultarse aquí.
El primero tuvo que ver con la actitud que se adoptó al inicio de las discusiones sobre si era necesario entrarle a un programa nucleoeléctrico. A finales de 1971, año en que la CFE obtuvo la autorización para adquirir su primera planta nucleoléctrica, se pensaba que como México tenía una veintena de doctores en físca nuclear (notablemente Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Graef, Alberto Barajas y Nabor Carrillo) se podía con el paquete de diseñar y construir una veintena de reactores de potencia. Lo que se pasó por alto fue que un reactor nuclear de potencia tiene más del 95% de procesos de ingeniería y que menos del 5% pertenecía al terreno de la ciencia nuclear.
Así que a los pocos años de inicado el proyecto, hubo necesidad de recurrir al ícono nacional de la ingeniería de proyectos en México: ICA (Ingenieros Civiles Asociados). Esta empresa había construído los proyectos más grandes para la Comisión Federal de Electricidad, como las plantas Hidroeléctricas de Infiernilo y Chicoasén, así como obras monumentales del tamaño del estadio Azteca, el metro de la Ciudad de México y su Drenaje Profundo. No había dudas, ellos podrían con el paquete.
Pero no fue así. El siguiente retraso fue debido a que, a los pocos años, se dieron cuenta de que necesitaban algo de lo que carecían: experiencia en el desarrollo de la ingeniería de detalle de una central nuclear de potencia. Además nunca habían tenido de cerca la vigilancia y fiscalización de organismos internacionales como el OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) o la NRC (Nuclear regulatory Comission). Por ello hubo necesidad de contratar a EBASCO, una compañía de ingeniería de Nueva York, especializada en la dirección de proyectos nucleoeléctricos basados en reactores de agua ligera (notablemente fabricados por General Electric). Una vez contratada EBASCO, ICA se convirtió en su maistro de obras. Pero hubo necesidad de re-iniciar desde cero.
Entre tanto retraso, los que estábamos dentro de las huestes nucleares, deseábamos que el primer proyecto nucleoeléctrico mexicano se hubiese hecho "llave en mano", con una participación de una comitiva de ingenieros mexicanos aprendiendo del proceso. Un poco al estilo japonés, quienes iniciaron con proyectos llave en mano para terminar diseñando sus propios reactores. Pero fuimos muy necios durante los primeros años y no nos dimos cuenta de que era mejor y más económico permitir que los expertos hicieran lo suyo para aprender de ellos. Pero no fue así y los costos de ese error fueron muy elevados.
Posteriormente hubo otro retraso debido a que durante la construcción de los recintos de Laguna Verde, General Electric emitió una nueva generación de vasijas y contenedor primario para este tipo de reactores. Se tomó la decisión de incorporar las mejoras a costa de rediseñar una buena parte de la ingeniería.
En fin. Estos retrasos derivaron en una pérdida de credibilidad en el público, que aunada al escándalo del accidente de la plante de Harrisburg (Three Mile Island), acaecido en marzo de 1979, hizo que algunas voces ambientalistas comenzaran a cuestionar el proyecto en su conjunto. Para acabar de retrasar todo, el accidente en la Central Nuclear Rusa de Chernobyl en 1986 llamó la atención de los ambientalistas internacionales sobre la conveniencia de concluir los proyectos que aún estaban en marcha.
Por ello fue que aunque la planta se terminó de construir hacia 1988, las pruebas preoperacionales tardaron más de lo debido. Había gente que se encadenaba a las puertas de la central, tratando de evitar que entrara en funciones, temiendo irracionalmente que lo que había en las costas Veracruzanas era una bomba atómica a punto de estallar.
Cuando en 1990 se anunció que el Papa visitaría nuestro país, mi primera sospecha se presentó: Un evento de esa magnitud tendría al fervoroso pueblo mexicano ocupado con las idas y venidas de Juan Pablo II. Curioso resulta que a tres semanas de que el Papa iniciara su visita, a mediados de abril de ese año, la central iniciaba la producción comercial de electricidad (el Papa estuvo del 6 al 13 de mayo).
Esto sucedía durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, uno de los presidentes más polémicos de finales del siglo XX, quien había llegado al poder después de unas controvertidas elecciones en las que la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional se había puesto a temblar con el rompimiento de la Corriente Democrática, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas. La pregunta era ¿Pudo haberse concretado esta visita como un distractor para el inicio de operaciones de Laguna Verde? No lo sé a ciencia cierta, pero si yo hubese sido el presidente de México en ese entonces, no hubiese dudado en hacerlo con tal de que Laguna Verde cumpliera su cometido sin tanta oposición ambientalista - terrorista.
Y eso lo digo no por ser admirador de Maquiavelo (que lo soy), sino porque para ese entonces yo ya conocía la historia de esta Central, e incluso conocía sus tripas y había estado involucrado en un par de proyectos de apoyo para su licenciamiento. Podía (y aún puedo) constatar que para finales de la década de 1980, Laguna Verde prometía ser la instalación más segura de México.
Pero la magnitud hace la diferencia. El México católico (integrado por decenas de millones de fieles) estaba embelesado con el Papa, lo mismo que los medios masivos de comunicación y quizás no harían caso de los intentos ambientalistas por impedir el arranque de la planta.
Lo actual
Ahora tenemos el intento de implementar una medida impopular por parte del gobierno de Felipe Calderón. Es impopular porque intenta subir los impuestos, pero así como están las cosas, no veo otra salida para completar el presupuesto de gasto para 2010, en especial después de la crisis mundial que nos ha pegado.
Y coincide la noticia de la iniciativa del Ejecutivo para aumentar los impuestos con el suceso del secuestro del avión de Aeroméxico. ¿Sería posible que el gobierno montara un distractor de este tamaño, como lo afirma el inconstante Porfirio Muñoz Ledo?
Bueno, es posible que así haya sucedido. Si se invitó a un Papa para poder girar la llave de una Central Nuclear sin que hubiera tanto alboroto ¿Pudo José Mar Flores Pereira haber sido convocado para ser parte de un montaje de este tamaño? Veamos lo que hay.
Por un lado tenemos un problema crítico en las finanzas del país. Para mi gusto, este problema es aún más grande que el que tenía Salinas en 1988. Si yo fuese el actual presidente y tuviese en mente inventarme un distractor para la sociedad mientras los aumentos de impuestos se acuerdan al vapor, lo que haría será algo realmente grande y bello para mantener la atención del pueblo en otro punto.
Por otro lado tenemos la magnitud de este supuesto distractor. Si bien es cierto que los medios mexicanos e internacionales estuvieron atentos a este evento (y sus consecuencias) durante casi medio día de ayer (9.9.9) y buena parte de hoy (10.9.9), el alcance de sus repercusiones es más bien limitado. Y quizás sean las voces como la de Muñoz Ledo y de otros políticos inconstantes lo que mantenga la atención sobre esta coincidencia. La verdad es que el secuestro del avión de Aeroméxico NO encantó a tantos millones como la visita de Juan Pablo II de hace casi 20 años, ni tocó las fibras más sensibles de la población mexicana. Simplemente fue un evento extraño y nunca visto en México, pero así de chiquito: Sólo unas horas de mediana atención.
Por último tenemos que en la actualidad no se vive en condiciones políticas como las de hace 20 años. No sería posible mantener la secrecía sobre la intención de un evento TAN visto y TAN transparente como éste.
¿Que si las medidas tomadas fueron exageradas? No lo creo, así como tampoco creo que las medidas tomadas por el gobierno con motivo del inicio de la influenza AH1N1. Pienso en ambos casos que las medidas tomadas fueron apenas las adecuadas, ante la incertidumbre de la magnitud del peligro en esos momentos. Resulta estúpido juzgar el tamaño las medidas vistos los resultados. Lo justo sería considerar el tamaño de las medidas en función del tamaño del riesgo durante los eventos.
Conclusión
Aunque considero posible que los gobiernos distraigan a los pueblos con circo (cosa que sucede desde hace siglos, y no sólo en México) en este caso no pienso que el aerosecuestro haya sido perpetrado bajo la direccion de operadores del gobierno. Aunque haya gente que así lo piense y hasta relacione el resultado del partido de soccer entre México y Honduras de ayer como parte del "ultimate distractor", hay que mirar la magnitud de los eventos para darse cuenta de que no hay comparación. Incluso el resultado no concuerda con la hipótesis de la conspiración. Hace 20 años se arrancó Laguna Verde antes de la llegada del Papa; hoy 10 de septiembre aún no se tiene aprobado este paquete económico.
Porque había un asuntito de importancia nacional (y mundial) que, debido a tanto retraso, estaba ocasionando más problemas que soluciones: La puesta en marcha de la Central Nuecleoeléctrica Laguna Verde.
El antecedente
Por fortuna para mí, fui testigo de algunos hitos en esta historia, por haber estado en primera fila durante ciertos acontecimientos relacionados con esta planta. Cito párrafos de un sitio de Greenpeace:
La historia de la Central Nuclear de Laguna Verde se remonta a 1972. En ese año, los promotores de la energía nuclear planearon la construcción de una planta que tendría como objetivo producir electricidad. Sin embargo, debido a varios retrasos, la central no estuvo lista hasta fines de la década de los 80.
No mencionan los motivos de los retrasos, pero yo los puedo mencionar debido a que, como dije, tuve acceso a información de primera mano, pues desde 1981 trabajé para el Instituto de Investigaciones Nucleares, con gente que estuvo involucrada con la decisión de construir esta central, además de que existe una excelente reseña de la historia de la energía nuclear en México que puede consultarse aquí.
El primero tuvo que ver con la actitud que se adoptó al inicio de las discusiones sobre si era necesario entrarle a un programa nucleoeléctrico. A finales de 1971, año en que la CFE obtuvo la autorización para adquirir su primera planta nucleoléctrica, se pensaba que como México tenía una veintena de doctores en físca nuclear (notablemente Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Graef, Alberto Barajas y Nabor Carrillo) se podía con el paquete de diseñar y construir una veintena de reactores de potencia. Lo que se pasó por alto fue que un reactor nuclear de potencia tiene más del 95% de procesos de ingeniería y que menos del 5% pertenecía al terreno de la ciencia nuclear.
Así que a los pocos años de inicado el proyecto, hubo necesidad de recurrir al ícono nacional de la ingeniería de proyectos en México: ICA (Ingenieros Civiles Asociados). Esta empresa había construído los proyectos más grandes para la Comisión Federal de Electricidad, como las plantas Hidroeléctricas de Infiernilo y Chicoasén, así como obras monumentales del tamaño del estadio Azteca, el metro de la Ciudad de México y su Drenaje Profundo. No había dudas, ellos podrían con el paquete.
Pero no fue así. El siguiente retraso fue debido a que, a los pocos años, se dieron cuenta de que necesitaban algo de lo que carecían: experiencia en el desarrollo de la ingeniería de detalle de una central nuclear de potencia. Además nunca habían tenido de cerca la vigilancia y fiscalización de organismos internacionales como el OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) o la NRC (Nuclear regulatory Comission). Por ello hubo necesidad de contratar a EBASCO, una compañía de ingeniería de Nueva York, especializada en la dirección de proyectos nucleoeléctricos basados en reactores de agua ligera (notablemente fabricados por General Electric). Una vez contratada EBASCO, ICA se convirtió en su maistro de obras. Pero hubo necesidad de re-iniciar desde cero.
Entre tanto retraso, los que estábamos dentro de las huestes nucleares, deseábamos que el primer proyecto nucleoeléctrico mexicano se hubiese hecho "llave en mano", con una participación de una comitiva de ingenieros mexicanos aprendiendo del proceso. Un poco al estilo japonés, quienes iniciaron con proyectos llave en mano para terminar diseñando sus propios reactores. Pero fuimos muy necios durante los primeros años y no nos dimos cuenta de que era mejor y más económico permitir que los expertos hicieran lo suyo para aprender de ellos. Pero no fue así y los costos de ese error fueron muy elevados.
Posteriormente hubo otro retraso debido a que durante la construcción de los recintos de Laguna Verde, General Electric emitió una nueva generación de vasijas y contenedor primario para este tipo de reactores. Se tomó la decisión de incorporar las mejoras a costa de rediseñar una buena parte de la ingeniería.
En fin. Estos retrasos derivaron en una pérdida de credibilidad en el público, que aunada al escándalo del accidente de la plante de Harrisburg (Three Mile Island), acaecido en marzo de 1979, hizo que algunas voces ambientalistas comenzaran a cuestionar el proyecto en su conjunto. Para acabar de retrasar todo, el accidente en la Central Nuclear Rusa de Chernobyl en 1986 llamó la atención de los ambientalistas internacionales sobre la conveniencia de concluir los proyectos que aún estaban en marcha.
Por ello fue que aunque la planta se terminó de construir hacia 1988, las pruebas preoperacionales tardaron más de lo debido. Había gente que se encadenaba a las puertas de la central, tratando de evitar que entrara en funciones, temiendo irracionalmente que lo que había en las costas Veracruzanas era una bomba atómica a punto de estallar.
Cuando en 1990 se anunció que el Papa visitaría nuestro país, mi primera sospecha se presentó: Un evento de esa magnitud tendría al fervoroso pueblo mexicano ocupado con las idas y venidas de Juan Pablo II. Curioso resulta que a tres semanas de que el Papa iniciara su visita, a mediados de abril de ese año, la central iniciaba la producción comercial de electricidad (el Papa estuvo del 6 al 13 de mayo).
Esto sucedía durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, uno de los presidentes más polémicos de finales del siglo XX, quien había llegado al poder después de unas controvertidas elecciones en las que la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional se había puesto a temblar con el rompimiento de la Corriente Democrática, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas. La pregunta era ¿Pudo haberse concretado esta visita como un distractor para el inicio de operaciones de Laguna Verde? No lo sé a ciencia cierta, pero si yo hubese sido el presidente de México en ese entonces, no hubiese dudado en hacerlo con tal de que Laguna Verde cumpliera su cometido sin tanta oposición ambientalista - terrorista.
Y eso lo digo no por ser admirador de Maquiavelo (que lo soy), sino porque para ese entonces yo ya conocía la historia de esta Central, e incluso conocía sus tripas y había estado involucrado en un par de proyectos de apoyo para su licenciamiento. Podía (y aún puedo) constatar que para finales de la década de 1980, Laguna Verde prometía ser la instalación más segura de México.
Pero la magnitud hace la diferencia. El México católico (integrado por decenas de millones de fieles) estaba embelesado con el Papa, lo mismo que los medios masivos de comunicación y quizás no harían caso de los intentos ambientalistas por impedir el arranque de la planta.
Lo actual
Ahora tenemos el intento de implementar una medida impopular por parte del gobierno de Felipe Calderón. Es impopular porque intenta subir los impuestos, pero así como están las cosas, no veo otra salida para completar el presupuesto de gasto para 2010, en especial después de la crisis mundial que nos ha pegado.
Y coincide la noticia de la iniciativa del Ejecutivo para aumentar los impuestos con el suceso del secuestro del avión de Aeroméxico. ¿Sería posible que el gobierno montara un distractor de este tamaño, como lo afirma el inconstante Porfirio Muñoz Ledo?
Bueno, es posible que así haya sucedido. Si se invitó a un Papa para poder girar la llave de una Central Nuclear sin que hubiera tanto alboroto ¿Pudo José Mar Flores Pereira haber sido convocado para ser parte de un montaje de este tamaño? Veamos lo que hay.
Por un lado tenemos un problema crítico en las finanzas del país. Para mi gusto, este problema es aún más grande que el que tenía Salinas en 1988. Si yo fuese el actual presidente y tuviese en mente inventarme un distractor para la sociedad mientras los aumentos de impuestos se acuerdan al vapor, lo que haría será algo realmente grande y bello para mantener la atención del pueblo en otro punto.
Por otro lado tenemos la magnitud de este supuesto distractor. Si bien es cierto que los medios mexicanos e internacionales estuvieron atentos a este evento (y sus consecuencias) durante casi medio día de ayer (9.9.9) y buena parte de hoy (10.9.9), el alcance de sus repercusiones es más bien limitado. Y quizás sean las voces como la de Muñoz Ledo y de otros políticos inconstantes lo que mantenga la atención sobre esta coincidencia. La verdad es que el secuestro del avión de Aeroméxico NO encantó a tantos millones como la visita de Juan Pablo II de hace casi 20 años, ni tocó las fibras más sensibles de la población mexicana. Simplemente fue un evento extraño y nunca visto en México, pero así de chiquito: Sólo unas horas de mediana atención.
Por último tenemos que en la actualidad no se vive en condiciones políticas como las de hace 20 años. No sería posible mantener la secrecía sobre la intención de un evento TAN visto y TAN transparente como éste.
¿Que si las medidas tomadas fueron exageradas? No lo creo, así como tampoco creo que las medidas tomadas por el gobierno con motivo del inicio de la influenza AH1N1. Pienso en ambos casos que las medidas tomadas fueron apenas las adecuadas, ante la incertidumbre de la magnitud del peligro en esos momentos. Resulta estúpido juzgar el tamaño las medidas vistos los resultados. Lo justo sería considerar el tamaño de las medidas en función del tamaño del riesgo durante los eventos.
Conclusión
Aunque considero posible que los gobiernos distraigan a los pueblos con circo (cosa que sucede desde hace siglos, y no sólo en México) en este caso no pienso que el aerosecuestro haya sido perpetrado bajo la direccion de operadores del gobierno. Aunque haya gente que así lo piense y hasta relacione el resultado del partido de soccer entre México y Honduras de ayer como parte del "ultimate distractor", hay que mirar la magnitud de los eventos para darse cuenta de que no hay comparación. Incluso el resultado no concuerda con la hipótesis de la conspiración. Hace 20 años se arrancó Laguna Verde antes de la llegada del Papa; hoy 10 de septiembre aún no se tiene aprobado este paquete económico.
Imágenes: El País y © Greenpeace.
Música: In the Cage (medley) por Genesis
Música: In the Cage (medley) por Genesis
5 comentarios:
Despues del terremoto de 1985 en Mexico, la mejor estrategia del entonces presidente Miguel de la Madrid fue dar su aval para que al año siguiente se celebrara en nuestro pais el mundial de futbol.
Ahora, junto con lo del "secuestro" de ese avion se dio otro distractor mas que son las eliminatorias para el mundial de sudafrica para que, como se dice vulgarmente, no sintamos como "nos la estan dejando caer" con esos inconstitucionales impuestos.
Sergio
Asi mantienen a la población mexicana. Gracias al oligopolio en los medios de comunicación, que al final resulta en lo mismo: trabajan para los sucios polpiticos y les elaboran las mentiras que necesitan.
Obama - Influenza - y el PIB baja por que baja.
Obama - Calderon desaparece la Scria de Turismo cuando pudiera ser el UNICO motos de crecimiento económico...
La mínima magnitud del secuestro me parece la mejor refutación de que sea una cortina de humo orquestada desde el gobierno. El evento tuvo un desarrollo muy rápido (antes de dos horas todos los "rehenes" habían sido liberados) y definitivamente se acabó cuando Josmar Flores fue presentado por la PGR. Todo dentro del mismo día. Si fuera un compló de verdad el avión seguiría "secuestrado" en estos momentos.
Para medir la eficacia de esta "cortina de humo", podemos ver la cobertura en medios: Milenio o El Universal, que no son lo más contestatario del puesto de periódicos, destinaron entre ambos unas diez notas al secuestro en sus ediciones del jueves 10. El viernes 11 la cantidad se desplomó a una. (El Milenio dedicó toda su sección política del viernes a tratar la miscelánea fiscal.) El evento, por lo mismo de que fue tan rápido, agotó todo su potencial informativo en dos días.
Yo tengo la idea de que las "cortinas de humo" son una propiedad emergente e inevitable de los medios de comunicación. Entre el espacio limitado, la capacidad de los editores, las reglas que éstos tengan para seleccionar y publicar información, el límite de medios que un consumidor puede procesar y manejar, y las prioridades de información de esos lectores, es inevitable que algún evento, en algún momento, desde el punto de vista de alguien, termine siendo una "cortina de humo" para ocultar otra cosa "más importante".
De otro modo no se explica la opinión de Muluc y muchos de nuestros amigos, vecinos, familiares y conocidos de aglomerar un montón de hechos sin ninguna relación en una sola gran "cortina de humo" para ocultar "transas".
¡Saludos!
Vayamos por partes.
Sobre los distractores: No dudo que a lo largo de la historia reciente los gobiernos en turno echaran mano de recursos de este tipo para desviar la atención de la gente a la hora de hacer algún despelote.
Nunca hubiese pensado así de la visita de Darth Wojtila en 1990, pero así como lo pintas tiene sentido. Carajo. Justo ahora se me borró la cinta y ya no recuerdo algún otro ejemplo. Si recuerdo uno regreso y lo comento.
Muy interesante tu análisis sobre la posibilidad de usar una visita como distractor y más aún la comparación de la magnitud de eventos con el más reciente suceso en el aeropuerto.
Ya he escuchado versiones aún más sorprendentes como absurdas. Alguien me llegó a sugerir que las recientes lluvias torrenciales podrían sugerir una conspiración. Supongo que es parte de la belleza del ser humano: su capacidad para la ingenuidad más estúpida a pesar de su intelecto.
También me gustó leer sobre el proyecto de Laguna Verde, es cultura general y te agradezco que la compartas con nosotros, los "civiles" (en materia científica, quiero decir).
Alguna vez leí sobre una serie de cartas que el escritor André Bretón, padre del surrealismo, dirigió a sus colegas en Francia. Les decía algo así como que "dejaran de buscar el paraiso del surrealismo, pues ya lo había encontrado."
En efecto, México tiene ese sutil encanto donde el fervor católico haya derivado en capillas para la santa muerte, donde al detener un taxi en la noche, el cliente debe preguntarle al chófer "para dónde va" antes de abordarlo, y donde podemos creer a pie juntillas en conspiraciones encarnadas en cristianos esquizoides que secuestran aviones con tetrapaks de jugo y obviamos los temas verdaderamente graves de este país...
Un abrazo, Keith.
G.
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