miércoles, 2 de septiembre de 2009

Aun en espera de embolsarse la gran apuesta

La vida es un juego de probabilidades terribles; si fuera una apuesta no intervendrías en ella.

Tom Stoppard

Desde BBC News
Por Jonathan "Spaceman" Amos
Traducción: KC



Se suponía que iba a ser el primer gran descubrimiento científico del siglo 21 - o eso pensaron muchos investigadores cuando se precipitaron a las casas de apuestas para apostar a lo que se consideró en ese momento como probabilidades ridículamente generosas.

Los físicos creían que estaban cerca de hacer la primera detección directa de ondas gravitacionales, las ondas en el espacio-tiempo generadas por supernovas y por estrellas de neutrones compactándose.

Su confianza fue impulsada por el conocimiento de que nuevas y colosales máquinas en los EE.UU. y Europa finalmente serían capaces de hacer el gran avance crucial en esa línea.

Ellos simplemente no podían creer su suerte cuando Ladbrokes (corredores de apuestas de la Gran Bretaña, nota de KC), en un arranque de escepticismo, se ofreció a pagar £ 500 por cada libra apostada si se demostraba que alguien detectaba ondas gravitacionales antes de 2010.

Eso fue hace cinco años. Hoy en día, a sólo unos tímidos meses del final de la década, muchos de los mismos científicos informaron en la revista Nature que ... er, um, que todavía no han detectado una onda gravitacional.

Esta situación, así descrita, puede sonar simplista porque la "no detección" del equipo internacional es en realidad mucho más notable que la simple frase - y voy a explicar por qué en un momento.

Pero permítanme primero regresar un poco y analizar la importancia de las ondas gravitacionales.

Estos fenómenos elusivos son una consecuencia inevitable de la teoría de Einstein de la relatividad general. Si lo que entendemos sobre la teoría de la relatividad de Einstein es correcta - y pensamos que lo es - entonces deben estar ahí. Es sólo cuestión de tener la sensibilidad necesaria para detectar, porque, a diferencia de las ondas electromagnéticas - la luz que vemos a nuestro alrededor - se predice que las ondas gravitatorias son extremadamente débiles.

Si una de estas ondas pasara a través de tu cuerpo, extendería alternadamente el espacio en una dimensión, mientras que lo comprimiría en otro. Tales cambios, sin embargo, serían increíblemente pequeños.

Observatorios terrestres actuales, cazando estas alteraciones disparan rayos láser por túneles en forma de L con cientos o miles de metros de largo. Su objetivo es encontrar las desviaciones en el montaje experimental que puede ser equivalente a una milésima parte de la anchura de un protón, una de las partículas que componen los átomos.

Hay algunas de estas instalaciones repartidas en todo el mundo - la red de Ligo en los EE.UU., y los establecimientos Geo 600 y Virgo en Europa.



Cualquier masa bajo aceleración debe enviar ondas gravitacionales que se irradian hacia fuera a la velocidad de la luz, pero se espera que sólo los eventos realmente importantes, como la explosión de estrellas y la fusión de agujeros negros, perturben el espacio-tiempo lo suficiente para registrarse en los observatorios.

Ser capaz de detectar ondas gravitatorias de forma rutinaria traería un cambio de ritmo en la astronomía. Permitiría a los científicos investigar los lugares donde la tecnología que depende de la luz - es decir, los telescopios tradicionales - no puede ir: a los bordes de un agujero negro, por ejemplo, y más atrás, cuando pensamos en la primera luz emitida por todo el Universo, a los primeros momentos después del Big Bang.

El Big Bang debería haber producido abundantes ondas gravitatorias, y éstas aún deben estar rodeándonos, incluso ahora mismo. Y esto lleva de nuevo a la no detección.

El hecho de que las colaboraciones LIGO y Virgo aún no han visto esta señal de fondo en sus equipos super-sensibles es en sí muy interesante para los científicos. Eso es porque la fuerza de este rumor cósmico debe estar directamente relacionada con la forma en que el universo estaba en el primer minuto después del Big Bang y la física que se produjo en ese momento.

Poniéndolo de otra manera, la no detección pone nuevos límites más estrictos para los modelos utilizados por los cosmólogos para describir los primeros eventos. Los buscadores de ondas gravitacionales llegarán a ellas con el tiempo. Su equipamiento está mejorando para ser aún más sensible. La detección podría no llegar lo suficientemente pronto para borrar la sonrisa en la cara de los corredores de apuestas, pero llegará.

Termino con una nueva imagen del LISA Pathfinder (LP). Esta es una nave de demostración que se está construyendo en el Reino Unido. Es un precursor de una misión muy grande de la NASA / ESA, que se tratará de detectar las ondas gravitacionales emitidas cuando se fusionan los colosales agujeros negros en el centro de las galaxias.


LP debe volar en 2011 para probar las tecnologías críticas que necesita la misión completa. La ingeniería que se requiere es sorprendente y se difundirá en una fecha futura.

Música: Cat Food de King Crimson

1 comentario:

Siesp... dijo...

Yo aun no pierdo la esperanza de ganar la apuesta, jeje. Gran post, KC.
Saludos.

Recientes ciudadanos de Higadolandia