martes, 16 de febrero de 2010

Creer o no creer, tener fe o no tenerla

¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?


Groucho Marx



Creer o no creer, he ahí el dilema. Pero ¿en que creer? ¿Cuándo creer?


He afirmado infinidad de veces que en realidad no es necesario creer en nada, que es mucho mejor afirmar sobre la base de las evidencias y mantenerse al margen de cualquier afirmación cuando no las hay. Bien, esto es parte del método científico. Es tonto creer en cosas que desafían las observaciones cotidianas, como por ejemplo creer que mediante algún tipo de hechicería, o encantamiento, o pensamiento esotérico, o poción mágica, las cosas caerán de abajo hacia arriba en esta roca, desafiando la ley de la gravedad. Si algo pareciera desafiar esta ley es que existe una explicación racional, como por ejemplo las motas de polvo, que parecen no caer como otros objetos, pero cuando se analiza su movimiento con las corrientes de aire se puede entender con claridad la aparente contradicción.


Una alternativa a la creencia es la confianza. Uno puede confiar en las personas, en los medios de información, en los métodos, pero si las evidencias muestran que esa confianza no tiene más fundamentos uno puede cambiar el nivel de confianza. O lo que es lo mismo, el nivel de confianza puede ser medido, mientras que la creencia es como una Delta de Dirac. Hace casi un año que escribí algo sobre este tema y no voy a hacer un refrito: http://ahuramazdah.blogspot.com/2009/02/el-escepticismo-hace-la-diferencia.html.


Lo que quiero escribir hoy es mi experiencia y conclusiones personales en esto de las creencias.


Hay asuntos humanos para los cuales no hay evidencias, ni patrones a seguir, ni leyes que cumplir. Simplemente existe una idea en la mente y esa idea no puede bajarse a la realidad (o aterrizarse como se dice comunmente) a menos que uno crea que en realidad puede convertirse en realidad. A ese tipo de creencias me refiero.


Entre estos asuntos hay un tipo de ideas al estilo de encontrar soluciones para los problemas actuales. Algunas ideas que ahora son ciencia ficción pueden convertirse en ciencia en el futuro, pero hay que creer que es posible encontrar las soluciones a los obstáculos físicos que actualmente existen para ello. También se publicó en Ahuramazdah un par de entradas sobre este tema en octubre de 2008.


Existen conceptos como lo que se conoce como "visión", que hace la diferencia entre las personas que nunca pueden encontrar el sentido de utilidad en un asunto y quien sí lo puede encontrar y hasta explotarlo. Recuerdo que mientras realizaba mi servicio social en una comunidad del Estado de Hidalgo, formando parte de un equipo multidisciplinario, comentaba con una compañera socióloga sobre el uso de las computadoras: mi punto era que las computadoras llagarían a convertirse en una herramienta generalizada, mientras que mi compañera afirmaba que los sociólogos jamás utilizarían una computadora para realizar su trabajo. La diferencia entre ambos, en ese momento, era la visión. A finales de la década de 1970, yo podía ver en mi mente un mundo en el que las computadoras podrían servir no sólo para ejecutar cálculos intrincados en el mundo de la ciencia o la ingeniería, mientras que mi amiga socióloga no podía verlo. En ese entonces yo creía que el futuro de las computadoras era promisorio. Que tú estimado lector puedas leer esto, es una prueba de que mi visión y mi creencia fueron atinadas.


Otro tipo de ideas tiene que ver con anhelos y esperanzas personales. En este orden de ideas existe un vasto universo de variables y de preferencias, de metas y de obstáculos, de caminos y métodos. Podemos pensar en situaciones como las relaciones personales o como los logros profesionales y laborales. Aquí interviene no solo la creencia en una idea sino tambien la fe en que uno puede lograr que esa idea puede llegar a ser realidad. También existen los temores, las inseguridades, las dudas internas al estilo de ¿seré capaz de lograr esta meta? ¿Podré conquistar a esa chica? Y quizás las más difíciles de lidiar, al estilo de ¿Merezco una buena vida?


Uno puede confiar en sí mismo si se prepara suficientemente bien para enfrentar situaciones planeadas. Incluso se puede entrenar la voluntad para enfrentar situaciones inesperadas, y eso nos dará una cierta seguridad en que nuestro desempeño será lo suficientemente bueno como para lograr nuestro objetivo. Pero para ello se necesita motivación. El entrenamiento estéril, sin tener un objetivo claro en mente, no da buenos resultados. En este orden de ideas mi experiencia personal me dice que es preferible creer que dudar, que es preferible tener fe que no tenerla.


Pero no sólo yo lo pienso, también lo ha pensado mucha gente antes que yo. De hecho, al parecer, podría ser no sólo es un asunto de decisión sino de evolución. Uno de mis autores preferidos sobre asuntos naturales, Desmond Morris, en su famoso libro "El Zoo Humano" (Cap. II, Status y súper status), dice de los babuinos que ocupan la posición más alta en su jerarquía social:


El jefe babuino debe ser astuto, rápido e inteligente, además de fuerte y agresivo. Evidentemente, esto es aún más importante para un jefe humano. En los casos en que existe un sistema de jefatura heredada, el individuo estúpido es rápidamente depuesto, o se convierte en un simple peón manejado a su antojo por los verdaderos jefes.

Hoy día, los problemas son tan complejos que el jefe se ve obligado a rodearse de especialistas intelectuales, pero, esto no obstante, necesita poseer una gran perspicacia y claridad mental. Es él quien debe tomar las decisiones finales, y tomarlas resuelta y firmemente, sin titubeos. Tan vital es esta cualidad en la jefatura, que es más importante adoptar sin vacilaciones una decisión firme, que adoptar la "correcta". Muchos jefes poderosos han sobrevivido a decisiones equivocadas, adoptadas con fuerza y firmeza, pero pocos han sobrevivido a la vacilante indecisión.


Yo interpreto esta cualidad de liderazgo como "creer y tener fe en lo que se hace", aunque lo que se hace no sea tan atinado. Un líder seguro de sí mismo, que muestre la fe en si mismo al tomar decisiones con firmeza, será más exitoso que un líder con dudas. Viendo así este orden de ideas, parece que la evolución nos ha llevado a tener como valioso el estar más dispuestos a creer en nuestras ideas que dudar de ellas al llevarlas a la práctica. De esa forma, de acuerdo con Morris, habrá más posibilidades de que nuestros semejantes nos contemplen como "líderes" con seguridad y firmeza, y estén más proclives a alinearse con nuestros propósitos.


De cualquier forma, sea por un autoconvencimiento basado en la creencia de se es capaz de hacer realidad las ideas, sea como resultado de un asunto evolutivo, si creemos en nuestras ideas y nos comportamos de manera concordante con esa creencia, las posibilidades de que las convirtamos en realidad son mayores que si dudamos internamente.



Imagen de entrada: Fotografía de un líder babuino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todos los grandes descubrimeintos e inventos a traves de la historia de la humanidad se han debido a la fe de las personas basadas en lo que creen, pero con la pequeña gran diferencia que estos han observado, experimentado, comprobado hasta concluir si era cierto o falso lo que creian.

A diferencia de quienes buscan la verdad (¿que es la verdad), en lo mas facil, incluso hasta ridiculo, pero mientras haya gente deseosa de que le digan lo que quieren escuchar pues seguira habiendo terreno fertil para las supercherias.

Recuerdo en alguna ocasion que impartia la materia de quimica I, al ver el tema de los modelos atomicos, un alumno me decia que Niels Bohr habia sido un tonto ya que su modelo tenia muchos errores, a lo que le replique que gracias a Bohr fue como se desarrollaron los demas modelos atomicos, es decir, a pesar de las fallas de su modelo atomico, Bohr fue el primero que tuvo la inquietud de plantear un modelo, cosa que ningun contemporaneo suyo hizo, y fue debido a la fe que tenia en su creencia de la teoria atomica.

Sergio

Recientes ciudadanos de Higadolandia