domingo, 31 de octubre de 2010

Las creencias supersticiosas son cada vez más comunes

Creer posible algo es hacerlo cierto.


Friedrich Hebbel


Desde Discovery News
Por Emily Sohn
Traducción y comentario final: KC



Es esa época del año otra vez. Fantasmas, duendes y otros personajes fantasmagóricos salen de las sombras y entran a nuestra vida cotidiana.


Para la mayoría de la gente, la emoción dura unas semanas cada mes de octubre (y un par de días de noviembre para los mexicanos; nota de KC). Pero para los verdaderos creyentes, lo paranormal es un hecho cotidiano, no sólo una broma de días festivos.


Para entender lo que impulsa a algunas personas a creer de verdad, dos sociólogos visitaron ferias psíquicas, pasaron noches en casas embrujadas, recorrieron bosques con cazadores de Pie Grande, se inscribieron en grupos de apoyo para las personas que habían sido secuestrados por extraterrestres, y llevó a cabo dos encuestas a nivel nacional.


Contrariamente a lo que podríamos pensar como estereotipos comunes, la investigación no reveló un único perfil de personas que aceptan lo paranormal. Los creyentes van desde la gente con espíritu libre, gente con bajos ingresos y poca educación y hasta empresarios de alto poder. Algunos eran vagabundos y otros eran neurocirujanos.


Las razones por las que la gente cree son variadas, informaron los investigadores en un nuevo libro, llamado "América Paranormal: Encuentros con fantasmas, avistamientos de OVNI's, cazadores de Pié Grande, y otras curiosidades en la religión y la cultura"


Para algunos, lo paranormal es sólo otra forma de explicar el mundo. Para otros, los fenómenos extraordinarios ofrecen oportunidades para perseguir los misterios, la experiencia de emociones e incluso alcanzar el estatus de celebridad, si realmente pudieran encontrar la evidencia.


"Es casi como una forma adulta para conseguir esa infantil necesidad de aventura y exploración", dijo el co-autor Christopher Bader, de la Universidad de Baylor en Waco, Texas. "Otras personas están sentadas en casa y alquilan videos, pero usted está sentado en una casa embrujada que está infestada de demonios."


"Estos chicos que están a la caza Pie Grande andan fuera persiguiendo un monstruo", agregó. "Se puede ver el verdadero atractivo en salir de fin de semana y nunca saber lo que se puede encontrar."


No hay datos concretos sobre qué tan común es creer en lo paranormal, lo que Bader y el co-autor Carson Mencken definen como creencias o experiencias que no son plenamente aceptadas por la ciencia o la religión.


Pero las tendencias en la programación de televisión ofrecen una pista de que hay un amplio interés en los fenómenos místicos y que se está volviendo más común. En la década de 1970 y 1980, dijo Bader, había tal vez una o dos series de temas paranormales en la programación de la televisión. Hoy en día, hay docenas, incluidos los programas sobre cazadores de fantasmas, los niños psíquicos, casas encantadas e incluso animales domésticos poseídos.


Un montón de científicos han puesto su energía para desacreditar las afirmaciones paranormales. Por el contrario Bader y Mencken querían mirar lo que impulsa a la gente a creer.


Comenzaron con dos encuestas a nivel nacional entrevistando a un total de más de 3,000 estadounidenses acerca de sus creencias, experiencias e intereses.


Cuando los científicos llegaron a los resultados, encontraron que las personas que son moderadamente religiosas son más propensos a creer en lo paranormal. Esto podría ser porque son lo suficientemente abiertas como para creer en lo desconocido, pero no tan rígidas en sus creencias religiosas para rechazar por completo las experiencias misteriosas.


Las cifras también muestran que diferentes tipos de entidades paranormales gustan a diferentes grupos demográficos. Las mujeres, por ejemplo, son más propensas a creer que viven en casas embrujadas. Los graduados universitarios son más propensos a tener experiencias fuera del cuerpo. Hombres solteros blancos son más propensos a creer en los ovnis.


Los cazadores de Pie Grande fueron quizás el grupo más sorprendente, dijo Bader. Ellos desafiaron todos los estereotipos de perseguidores paranormales que usan túnicas y están en comunión con los espíritus.


En cambio, eran muy serios, muy convencionales y, a menudo altamente profesionales. De hecho, sus creencias contradicen sus estilos de vida, a tal grado que muchos de ellos estaban plagados de ansiedad, los que les empujaba aún más a seguir con sus creencias.


"Sus amigos y familiares los consideran chiflados", dijo Bader. "Todo el mundo está diciendo que están locos. Por lo tanto, tienen un verdadero estilo agresivo y seriedad de propósitos. Quieren demostrar a todos que estaban equivocados."


Para un cazador, la búsqueda se inició un día cuando estaba en el bosque y jura que vio a Pie Grande en su camino.


"Imagínate la presión que eso inyecta en tu vida", dijo Bader. "Te consideras un chico normal, inteligente, y piensas que acabas de ver un mono gigante de pie delante de ti. Ahora, tienes que empatar esto con tu vida". "No se trata de personas que tratan de explicar un mundo loco", añadió. "Ellos están tratando de demostrarse a sí mismos que no están locos."


Independientemente de la persona o el fenómeno, las experiencias paranormales son puramente peculiaridades del cerebro humano, dijo Michael Shermer, director ejecutivo de la Sociedad de Escépticos, una organización educativa, y el editor fundador de la revista Skeptic.


Ya sea que se escuchen crujidos en una vieja casa o se vean puntos que se mueven al azar en una pantalla de computadora, dijo, la gente tiende a buscar patrones y significados en todo.


"La condición predeterminada en el cerebro es que todos los patrones son reales", dijo Shermer. "Es simplemente lo que hacemos."



Comentario


Como cualquier tendencia de moda, la penetración de este tipo de creencias en las sociedades se ve acrecentada (y en cierta forma justificadas en la sicología de las masas) por los medios masivos de entretenimiento y comunicación. Eso es una desgracia para el desarrollo de nuevas generaciones de científicos y tecnólogos.


En efecto, buscar la última evidencia de la presencia de extraterrestres en la Tierra, o la presencia de objetos fuera de tiempo, o el efecto de la telepatía generada por seres fuera del Sistema Solar, resulta más excitante que aprender a resolver ecuaciones diferenciales de segundo orden, o ceñirse al tedioso método científico que se basa en la recolección minuciosa de datos y evidencias para posteriormente analizarlas con un rigor sin sesgos.


El problema es que esta generación de creyentes de lo paranormal no podrá usar su creencia para resolver los problemas tecnológicos de una creciente población que demanda energía, ambiente limpio y posibilidades reales de desarrollo sustentable. Pero tampoco podrá hacer reales sus creencias como lo pregona don Federico Hebbel. Al menos no sólo por obra y gracia de sus creencias por si mismas.

3 comentarios:

Siesp... dijo...

Las creencias ocupan en el cerebro de los creyentes los huecos que deja el Conocimiento. Es mucho menos trabajoso llenar esos huecos con algo que no requiera esfuerzo de razonamiento que con una buena dosis de metodología para resolver ecuaciones diferenciales (como bien mencionas).

Gran post. Como siempre.

Un abrazo.

Rubén. dijo...

La suerte de la especie humana está hechada, si la especie no abandona la tendencia hacia la creencia, terminará por extinguirse.
Aunque como ya he comentado en otro blog, quizás la evolución sea la respuesta a este desafío, provocando un cambio genético que impulse el abandono de esta tendencia.
La cultura y la ciencia son dos posibles argumentos de peso en este probable cambio evolutivo de la especie humana.
La creencia lo mina todo, se atreve incluso a denostar los informes sobre el cambio climático, y esto paradójicamente, es un camino recto hacia la propia extinción.
Pienso que muchos individuos son portadores de algún gen que potencia la tendencia hacia la creencia.
Quizás, en un pasado remoto, haya sido una ventaja evolutiva hacia la proliferación de la especie, ya que somo los hijos de los que huyen.
Pero actualmente, esa tendencia, ha provocado muchas muertes, genocidios e incluso un impedimento hacia el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que le han permitido al ser humano ser artífice del mejoramiento de sus condiciones de vida y de su mejor adaptación a las visicitudes a las que se tiene que enfrentar.
Si los individuos son proclives a perseverar en su obsecuencia hacia los mitos que acepta como reales, aún yendo en contra de las evidencias que los niegan, significa que algo no anda bien en el cerebro, o que funciona según patrones evolutivos antiguos.

Abrazos

Sr Cincuentón dijo...

El mundo de hoy es MUCHO MAS COMPLEJO (amplio, comunicado y analizado) que lo que fué en los siglos anteriores. Esto genera cierta anarquía en el "know-how" sobre como funciona el universo y muchos entonces eligen sistemas de pensamiento que les ayudan a vivir. En tanto eso ocurra -la persona piense que le ayuda (da sentido, ordena, alivia, ilusiona, etc)- la "verdad" o "exactitud" de la creencia no tiene la menor importancia

Recientes ciudadanos de Higadolandia