William Ernest Henley
Desde Scientific American's Guest Blog
Por Sean M. Carroll
Traducción: KC
El tema de la "vida después de la muerte" plantea connotaciones de mala reputación de la regresión a vidas pasadas y mansiones embrujadas, pero hay un gran número de personas en el mundo que creen en alguna forma de persistencia del alma individual después del fin de la vida. Es evidente que esta es una pregunta importante, una de las más importantes que podamos pensar en términos de relevancia para la vida humana. Si la ciencia tiene algo que decir al respecto, todos deberíamos estar interesados en escuchar.
Adam Frank piensa que la ciencia no tiene que decir nada al respecto. Él aboga por ser "firmemente agnóstico" sobre la cuestión (decididamente su coblogger Alva Noë no está de acuerdo). Tengo un enorme respeto por Adam; es un hombre inteligente y un pensador cuidadoso. Cuando no estamos de acuerdo es con el tipo de diálogo respetuoso que debería ser un modelo para estar en desacuerdo con la gente que no está loca. Pero aquí Adam no podía estar más equivocado.
Adam afirma que "simplemente no hay información controlada y experimentalmente verificable" sobre la vida después de la muerte". Aplicando este razonamiento, no hay información controlada, experimentalmente verificable acerca de si la Luna está hecha de queso verde. Claro, podemos tomar los espectros de luz que se refleja desde la Luna, e incluso enviar astronautas allá arriba y traer muestras para su análisis. Pero eso es sólo arañar la superficie, por así decirlo. ¿Y si la Luna está hecha casi toda de queso verde, pero se cubre con una capa de polvo de pocos metros de grosor? ¿Se puede realmente decir que sabemos que esto no es cierto? Hasta que no se hubiese examinado cada centímetro cúbico de interior de la Luna, en realidad no se podría decir que se tiene información verificable experimentalmente ¿verdad? Así que tal vez el agnosticismo en el tema del verde queso está garantizado. (Vayamos con toda la información que realmente se tiene sobre la Luna, y prometo que puede encajar en la hipótesis del queso verde.)
Obviamente esto es una completa locura. Nuestra convicción de que el queso verde puede representar una fracción insignificante del interior de la Luna no proviene de la observación directa, sino de la incompatibilidad total de esa idea con otras cosas que creemos saber. Habida cuenta de lo que entendemos sobre las rocas y los planetas y los productos lácteos y el Sistema Solar, es absurdo imaginar que la Luna está hecha de queso verde. Eso lo sabemos mejor.
También sabemos mejor el asunto de la vida después de la muerte, aunque las personas son mucho más reacias a admitirlo. Es cierto que la evidencia "directa" de un modo u otro es difícil de obtener - todo lo que tenemos son algunas leyendas y afirmaciones incompletas de testigos no fiables con experiencias cercanas a la muerte, además de una cubeta llena de ilusiones. Pero sin duda que está bien tener en cuenta la evidencia indirecta - es decir, la compatibilidad de la idea de que alguna forma de nuestra alma individual sobrevive a la muerte con otras cosas que sabemos sobre cómo funciona el mundo.
Las afirmaciones de que alguna forma de conciencia persiste después de que nuestro cuerpo muere y se descompone en sus átomos constituyentes enfrenta un enorme obstáculo insalvable: las leyes de la física subyacente a la vida cotidiana se conocen con exactitud, y no hay forma de que dentro de esas leyes se permita que la información almacenada en nuestros cerebros persista después de la muerte. Si usted afirma que algún tipo de alma persiste más allá de la muerte ¿podría decir algo sobre las partículas que conforman el alma? ¿Qué fuerzas las mantienen juntas? ¿Cómo interactúan con la materia ordinaria?
(Nota de KC: Este tipo de preguntas o condiciones para la persistencia del alma después de la muerte se revisan en forma somera en una de las primeras entradas de este blog titulada Requisitos racionales para la Reencarnación)
Todo lo que sabemos acerca de la teoría cuántica de campos (TCC) nos dice que no hay respuestas sensatas a estas preguntas. Por supuesto, todo lo que sabemos acerca de la teoría del campo cuántico podría estar equivocado. Además, la Luna podría estar hecha de queso verde.
Entre los defensores de la vida después de la muerte, nadie hace el intento (o el esfuerzo) de sentarse y hacer el trabajo difícil de explicar cómo la física básica de los átomos y los electrones tendrían que ser alteradas para que esto sea cierto. Si lo intentamos, el absurdo fundamental de la tarea rápidamente se hace evidente.
Incluso si usted no cree que los seres humanos son "simples" colecciones de átomos evolucionando e interactuando de acuerdo con las normas establecidas en el Modelo Estándar de física de partículas, la mayoría de las personas han llegado a aceptar que los átomos forman parte de lo que somos. Si en realidad todo es átomos y las bien conocidas fuerzas, es evidente que no hay manera de que el alma sobreviva a la muerte. Creer en la vida después de la muerte, por decirlo suavemente, requiere una física más allá del Modelo Estándar. Lo más importante es que se necesitaría de alguna forma que "la nueva física" interactúe con los átomos que tenemos (para recibir la información de nuestras vivencias almacenadas en la memoria de nuestro cerebro, hecho de átomos "normales", nota de KC).
Muy a grandes rasgos, cuando la mayoría de la gente piensa acerca de un alma inmaterial que persiste después de la muerte, tienen en mente una especie de burbuja de energía espiritual que tiene su residencia cerca de nuestro cerebro, y pasa alrededor de nuestro cuerpo como una madre de casa manejando su camioneta deportiva. Las preguntas son: ¿qué forma debe tomar la energía espiritual, y cómo interactúa con nuestros átomos ordinarios? No sólo es necesaria una nueva física, sino una física radicalmente nueva. Dentro de la TCC, no puede haber una nueva colección de "partículas de espíritu" y "fuerzas espirituales" que interactúan con nuestros átomos ordinarios, porque los habría detectado en los experimentos existentes. La navaja de Ockham no está de ese lado, ya que habría que plantear un reino completamente nuevo de la realidad, obedeciendo a reglas muy diferentes de las que conocemos.
Pero digamos que usted hace eso. ¿Cómo se supone que la energía espiritual interactúa con nosotros? Esta es la ecuación que nos dice cómo se comportan los electrones en el mundo cotidiano:
No se preocupe por los detalles, lo que importa es el hecho de que la ecuación existe, no su forma particular. Es la ecuación de Dirac - los dos términos a la izquierda son más o menos la velocidad del electrón y su inercia - junto con el electromagnetismo y la gravedad, los dos términos a la derecha.
En cuanto a cada uno de los experimentos realizados se trata, esta ecuación es la descripción correcta de cómo se comportan los electrones a energías cotidianas. No es una descripción completa, no hemos incluido la fuerza nuclear débil, o enlaces a las partículas hipotéticas como el bosón de Higgs. Pero eso está bien, ya que esos sólo son importantes a altas energías y/o de corta distancia, muy lejos de ser el régimen de importancia para el cerebro humano.
Si usted cree en un alma inmaterial que interactúa con nuestro cuerpo, necesita creer que esta ecuación no está bien, incluso en las energías cotidianas. Es necesario que haya un nuevo término (como mínimo) a la derecha, que represente cómo interactúa el alma con los electrones (si el término no existe, los electrones acaban por seguir su camino como si no hubiese un alma para nada, y entonces ¿qué sentido tiene?). Así que cualquier científico respetable que tome en serio esta idea estaría preguntado ¿qué forma debe tomar esta interacción? ¿Es local en el espacio-tiempo? ¿Respeta el alma invariancia de norma y la invariancia de Lorentz? ¿El alma tiene un Hamiltoniano? ¿Las interacciones preservan la unitariedad y la conservación de la información?
Nadie hace estas preguntas en voz alta, posiblemente debido a lo tonto que suenan. Una vez que se empieza a preguntar, la elección a la que nos enfrentamos se hace evidente: o descartamos todo lo que pensamos que hemos aprendido acerca de la física moderna, o desconfiamos de la línea religiosa/testimonios poco fiables/ilusiones que hacen que la gente crea en la posibilidad de la vida después de la la muerte. No es una decisión difícil, en lo que respecta a escoger la teoría científica.
No elegimos teorías en el vacío. Se nos permite - de hecho, se nos exige - preguntar cómo las afirmaciones acerca de cómo funciona el mundo encajan con otras cosas que sabemos sobre cómo funciona el mundo. He estado hablando aquí como un físico de partículas, pero hay una línea similar de razonamiento que proviene de la biología evolutiva. Es de suponer que los aminoácidos y las proteínas no tienen almas que prevalezcan después de la muerte. ¿Qué pasa con los virus o las bacterias? ¿En qué momento de la línea de la evolución de nuestros antepasados monocelulares hasta hoy los organismos dejaron de ser descritos simplemente como átomos interactuando con la gravedad y el electromagnetismo, y desarrollaron un alma inmortal inmaterial?
No hay razón para ser agnóstico acerca de las ideas que son radicalmente incompatibles con todo lo que sabemos acerca de la ciencia moderna. Una vez que sobrepasemos cualquier renuencia a enfrentar la realidad sobre este tema, podemos llegar a preguntas mucho más interesantes de cómo funcionan realmente los seres humanos y la conciencia.
2 comentarios:
Tu amigo parece ser una víctima del uso de "epistemologías ad hoc" ... Cuando se trata de hipòtesis sobre la materia es científico (aplica métodos y considera teorías) , pero cuando se trata del alma procede según sus deseos y esperanzas
Keith,
Creo que en http://www.youtube.com/watch?v=vikG23AJ4Yk&feature=related podemos encontrar un simil a lo que nos explica la entrada.
INES BAZAN
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