domingo, 7 de diciembre de 2008

La búsqueda de evidencias de inteligencia extraterrestre continúa sin éxito, aún.


Esfuerzos serios se siguen realizando para hallar evidencias de ingeniería alienígena.


No me refiero a la búsqueda de falsos vídeos que aparecen en la red mostrando el interior de edificaciones en la luna, promovidos ampliamente como auténticos hace algún tiempo por J.J. Benítez, ni a búsqueda de teorías sobre las causas de las irregularidades gravitacionales de la luna que se basan en la hipótesis extraterrestre, ni a las fotografías que supuestamente se le escaparon a la NASA, en las que, según algunos promotores de las teorías conspiranoicas, aparecen con claridad leños en la superficie de Marte.

Esas búsquedas no ocupan este espacio en esta ocasión, aunque no deja de asombrarme que la gente que busca con ansias por la red este material de dudosa procedencia piense que los extraterrestres son igualitos a los terrestres (al menos los humanos), que hacen obras de infraestructura al estilo de las casas GEO o de los multifamiliares del INFONAVIT en los alrededores de esta roca.

Otras posibilidades han sido exploradas en el pasado, para intentar realizar una búsqueda más razonable de alguna evidencia de inteligencia extraterrestre que podría ser de gran utilidad para la ciencia. Esta búsqueda se ha centrado principalmente en la detección de señales que pudieran haber sido enviadas desde lejos. Sin embargo, en 1960, el físico Freeman Dyson propuso una forma directa a la búsqueda de artefactos de civilizaciones exóticas. Este científico imaginó que las presiones sociales dentro de una civilización avanzada, así como la creciente demanda de energía, la llevaría a desmantelar planetas y usar los desechos orbitando alrededor de una estrella para crear una especie de colector solar esférico o anular.

Se han postulado un número de estructuras derivadas de la propuesta de Dyson, incluido un anillo sólido rotativo, y una cáscara esférica formada con los desechos. Estas estructuras podrían ser habitables por si mismas, o podrían ser utilizadas como sistema remoto de colección de energía solar.

Las estructuras bloquearían parcial o totalmente la luz visible y la luz ultravioleta de la estrella, pero aún sería detectable. Una esfera o anillo de Dyson sería calentado por la energía de la estrella e irradiaría luz infrarroja que podría ser detectada desde la Tierra.

Algunos investigadores han buscado anteriormente señales en los datos del satélite astronómico infrarrojo (IRAS ´por sus siglas del inglés Infra Red Astronomical Satellite), que fue puesto en órbita en 1983 y cuyos datos sirvieron para establecer un mapa infrarrojo de todo el cielo.

En un reciente artículo de New Scientist se informó que IRAS tomó datos en distintos modos, a veces buscando fuentes a través de un puñado de filtros de color y a veces buscando fuentes con su espectrógrafo, el cual estudió cuidadosamente una amplia gama de colores.

Las búsquedas anteriores se centraron en fuentes que se habían observado a través de filtros de color. Se buscó objetos que irradian la mayor parte de su luz en longitudes de onda infrarrojas relativamente largas. Ese sería el caso si una esfera de Dyson situada en una órbita a una distancia aproximada del sol a la Tierra absorbiese la energía emitida por una estrella parecida a nuestro Sol y luego re-emitida como calor.

Pero con sólo unos pocos colores disponibles para averiguar la firma de temperatura de una esfera de Dyson, los estudios anteriores no pudieron reducir el número de candidatos a partir de la lista de 250,000 fuentes del IRAS.

En el artículo de New Scientist se informa que en la actualidad Richard Carrigan, un físico jubilado que había trabajado en el Laboratorio Nacional del Acelerador Fermi en Batavia, Illinois, ha estado indagando a través de los datos de la sonda del espectrógrafo, lo que proporciona un retrato más detallado de la fuente de luz.

A partir de más de 10,000 espectros de infrarrojos tomados por IRAS, Carrigan ha identificado sólo 17 posibles "esferas", cuatro de las cuales parecen más prometedoras.

Lamentablemente, todos los objetos tienen características que podrían fácilmente ser explicados por las nubes de gas hidrógeno, el polvo que rodea antiguas estrellas, o incluso asteroides en nuestro propio sistema solar, dijo Carrigan a New Scientist.

Tomando esto en consideración, para descartar esos posibles fallos, las búsquedas deben tener un mayor grado de precisión, lo cual puede ser obtenido mediante otros métodos alternativos. Los 17 candidatos que Carrigan ha identificado se han añadido a la lista SETI de objetos interesantes, para ser investigados por radio y señales de láser. "Si estamos de suerte, tal vez una de estas cosas se conviertan en la primera evidencia de una civilización alienígena", dice Dan Werthimer, astrónomo de la Universidad de California.

Sin embargo, añade Werthimer evidencias más prometedoras para las esferas de Dyson podría provenir de la NASA del Telescopio Espacial Spitzer.

IRAS no es lo suficientemente preciso para identificar estrellas individuales, particularmente en regiones muy pobladas de estrellas, como el plano de la Vía Láctea. "Puede que haya 10 o 20 fuentes de luz en el haz de IRAS, pero lo que se está recibiendo es la suma de todo el flujo, no la firma de una sola esfera de Dyson," dice el astrónomo Ed Churchwell de la Universidad de Wisconsin.

Uno de los modos de operación del Spitzer conocido como Vistazo (glimpse) puede ofrecer mejores perspectivas para búsquedas de estructura de Dyson. El mapa infrarrojo de todo el cielo contiene más de 100 millones de objetos y tiene unas 60 veces la resolución de IRAS, Churchwell dijo a New Scientist. La versión final de los datos del estudio puede estar disponible tan pronto como a finales de 2008.

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