La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.
Desde el NY Times
Por Mark McDonald
Traducción y comentario final: KC
Japón se rindió seis días después del ataque de Nagasaki.
Comentario.
Gabriel García Márquez
Desde el NY Times
Por Mark McDonald
Traducción y comentario final: KC
Tsutomu Yamaguchi, el único sobreviviente de las dos bombas atómicas que afectaron a Japón en la Segunda Guerra Mundial, murió el lunes 4 de enero en Nagasaki, Japón.
La causa fue el cáncer de estómago, dijo su hija el miércoles. Tenía 93 años.
El Sr. Yamaguchi, de 29 años, antiguo ingeniero de Mitsubishi Heavy Industries, estaba en un viaje de negocios en Hiroshima, cuando Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica en la mañana del 6 de agosto de 1945. Fue al bajar de un tranvía, cuando el dispositivo "Little Boy" detonó sobre Hiroshima.
El Sr. Yamaguchi dijo que estaba a menos de 2 millas de distancia de la zona cero. Sus tímpanos se rompieron y su torso fue quemado por la explosión, que destruyó la mayor parte de los edificios de la ciudad y mató a 80,000 personas.
El Sr. Yamaguchi pasó la noche en el refugio de bombas de Hiroshima y regresó a su ciudad de Nagasaki al día siguiente, de acuerdo con entrevistas que concedió en los últimos años. La segunda bomba, conocida como "Fat Man" fue lanzada sobre Nagasaki en agosto 9, matando a 70,000 personas.
Yamaguchi estaba en su oficina en Nagasaki, contándole a su jefe sobre la explosión de Hiroshima, cuando "de repente la misma luz blanca llenó la habitación", dijo en una entrevista el pasado mes de marzo con el diario The Independent. "Pensé que la nube de hongo me había seguido desde Hiroshima", dijo.
"Pude haber muerto en uno de esos días", dijo en una entrevista de agosto pasado con el diario Mainichi Daily News. "Todo lo que siguió fue una ventaja."
Japón se rindió seis días después del ataque de Nagasaki.
El Sr. Yamaguchi se recuperó de sus heridas, fue a trabajar para las fuerzas de ocupación estadounidense, se convirtió en un maestro y, finalmente, regresó a trabajar a Mitsubishi. Tuvo buena salud la mayor parte de su vida, dijo su hija, Toshiko Yamasaki, por lo que evitó sumarse a las protestas anti-nucleares.
"Estaba tan sano, que pensaba que era injusto para las personas que estaban realmente enfermas", la Sra. Yamasaki dijo a The Independent. "Después estuvo tan bien", dijo. "Que casi no nos dábamos cuenta que era un superviviente".
Se piensa que hubo unas 165 personas que fueron dos veces bombardeadas en Japón, conocidas como "nijyuu hibakusha", aunque los funcionarios municipales de ambas ciudades han dicho que el Sr. Yamaguchi fue la única persona reconocida oficialmente como tal.
La Sra. Yamasaki, quien nació en 1948, dijo que su madre también se había "empapado en la lluvia negra y fue envenenada" por las consecuencias de la explosión de Nagasaki. Su madre murió en 2008 por cáncer de riñón e hígado. Tenía 88 años.
"Pensábamos que ella nos pasó el veneno", dijo la Sra. Yamaski, señalando que su hermano murió de cáncer a los 59 años y su hermana ha tenido una enfermedad crónica durante toda su vida.
En sus últimos años, el Sr. Yamaguchi comenzó a hablar sobre el flagelo de las armas atómicas. Rara vez concedió entrevistas, pero escribió un libro de memorias y fue parte de una película documental de 2006 sobre las víctimas del atentado doble. Hizo un llamamiento para la abolición de las armas nucleares en una proyección de la película en las Naciones Unidas ese año.
En una conferencia que dio en Nagasaki en junio pasado, el Sr. Yamaguchi dijo que había escrito al presidente Obama sobre la prohibición de las armas nucleares. Y la Sra. Yamasaki dijo que habían sido recientemente visitados por el director de cine estadounidense James Cameron para discutir un proyecto cinematográfico sobre las bombas atómicas.
Entre sus beneficios como una víctima de la bomba atómica, los gastos de funeral del Sr. Yamaguchi serán pagados por el gobierno.
Comentario.
Resulta conmovedor leer la historia de Yamaguchi, especialmente resulta estremecedor imaginarse las altísimas dosis agudas de radiación que recibió, en dos ocasiones. Lo sorprendente y casi inexplicable es su longevidad. Pero así somos los humanos, sorprendentes, inexplicables en nuestra totalidad y definitivamente únicos como superdepredadores.
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