martes, 27 de mayo de 2008

Una nueva mitología, parte 1, Planetas en colisión

Desde eSkeptic
Antiguos astronautas, civilizaciones perdidas y el Paradigma de la Nueva Era

por Tim Callahan

Traducción: KC

Un 'Cohete Maya' (de acuerdo con Erich von Däniken). Esta ilustración muestra al Rey gobernante maya Pacal dentro de una composición iconográfica maya estándar, que incluye un pájaro, un dios, y una cruz.

Hace un par de años di una presentación sobre mi libro Orígenes Secretos de la Biblia en una convención en el área de Sacramento. Durante la cena posterior presenciamos una conferencia dada por un científico sobre el origen extraterrestre de las moléculas pre-bióticas en asteroides y cometas. Después de la cena, uno de los asistentes se me acercó y dijo que después de escuchar mi presentación sobre el origen mítico de la Biblia y la que el conferencista ofreció durante la cena sobre los orígenes extraterrestres de la vida, estaba seguro de el libro que estaba leyendo tenía que ser verdad. Sostenía un libro sobre antiguos astronautas escrito por Rael, el fundador del movimiento Raeliano que promueve la clonación y cree que los seres humanos fueron clonados por extraterrestres.

Sorprendentemente, esto sucedió en una conferencia patrocinada por Mensa, el grupo de gente de alto CI, y la anécdota es emblemática, en el sentido de que al parecer existe una nueva mitología en la actualidad. Autores con poco conocimiento tanto de mitos o de historia, y menos aún de la ciencia, han generado todo un nuevo género que está siendo adoptado por gente inteligente y educada. Es un género en el que la interpretación idiosincrática del mito, la mala historia, y ciencia cuestionable se han fundido para crear un nuevo paradigma, uno que tiene el potencial de desafiar la razón y la ciencia en la misma medida que la Biblia basada en el creacionismo.

Si bien el movimiento New Age es por su naturaleza vago, difuso, heterogéneo y sin unidad, el flujo general de sus creencias poco a poco ha creado un paradigma de religión pseudocientífica del origen de la vida, los seres humanos, y la civilización. A pesar de que se deriva en gran medida de escritos que surgieron a inicios de la década de 1960, mucho del movimiento se remonta hacia las fantasías de finales del siglo 19 sobre continentes perdidos. La principal diferencia entre las nuevas y las viejas formas es que antiguos astronautas han sustituido a, o bien se han convertido en mentores de, los Atlantes como creadores de vida y la civilización.

Veamos algunas de las partes disparatadas que han sido entretejidas en este gran mito de la Nueva Era. A continuación, vamos a considerar el mito como un todo y trataremos de entender cuales necesidades satisface en sus seguidores.

Planetas en Colisión

Uno de los principales inquilinos de este complejo de creencias religiosas pseudocientíficas es que la mitología es un recuento corrupto de la historia. Entre las "explicaciones" del mito están las teorías del desastre cósmico de Immanuel Velikovsky y las formas conexas de escenarios de otros escritores que supuestamente ofrecen explicaciones naturales para los actos sobrenaturales; todo desde el diluvio de Noé, el hundimiento de la Atlántida, la separación del Mar Rojo en el Éxodo, el derrumbe de los muros de Jericó, y el día largo en el Libro de Josué. A menudo esto involucra la colisión de planetas o casi colisiones por escaso margen entre la Tierra y otros planetas. En el caso de Velikovsky, a fin de que su teoría funcione, toda la raza humana tuvo que sufrir la represión traumática de los recuerdos de la colisión catastrófica o casi colisión con Venus, lo que posteriormente fue sublimado en mito.

La "ciencia" en la teoría de Velikovsky es pura patraña. Se refirió a Venus como un cometa que fue expulsado desde Júpiter, que pasó varias veces entre la Tierra y Marte, pues cruzó sus órbitas estando muy cerca de colisionar, antes de estabilizarse finalmente en una órbita entre la Tierra y Mercurio. Por supuesto, Venus es un planeta cuyo tamaño y masa que están cercanos a los de la tierra, en lugar de ser uno de esos cuerpos comparativamente pequeños, compuestos principalmente de hielo sucio que comúnmente llamamos cometas. Como un planeta rocoso, no habría probabilidad de ser el producto de una erupción de un gigante gaseoso como Júpiter. Sin embargo, para ser justos, debemos tratar la teoría de Velikovsky como se haría con cualquier otra teoría científica, suponiendo, por supuesto que puede ser verificada o demostrada falsa.

Como resulta para algunos, la teoría es comprobable. Como parte de su escenario de casi-colisiones-con-Venus-como-la-causa-de-todo, Velikovsky dice que durante uno de los pases junto a la Tierra los dos planetas intercambiaron gases atmosféricos. Dado que la atmósfera de Venus está compuesta principalmente de hidrocarburos (como cabe esperar de un cuerpo expulsado de Júpiter), cuando estos se mezclaron en nuestra atmósfera reaccionaron con el oxígeno para formar hidratos de carbono. Estos se precipitaron fuera de la atmósfera, cayendo como maná del cielo, lo que mantuvo a los israelitas en su huida de Egipto (véase Éxodo 16:13-21).

Dejando a un lado por el momento el inconveniente hecho de que si los dos planetas estaban lo suficientemente cerca para mezclar sus atmósferas, las fuerzas gravitacionales probablemente los habrían partido en pedazos, la teoría de Velikovsky se basa en que la atmósfera de Venus está compuesta principalmente de hidrocarburos. De hecho, la atmósfera de Venus está compuesta principalmente de dióxido de carbono - carbono en su forma oxidada - junto con nubes de ácido sulfúrico. Por lo tanto, Venus no podría haber llevado esa atmósfera consigo fuera de Júpiter, y no podía ser la fuente de hidrocarburos para reaccionar con el oxígeno en nuestra atmósfera para producir carbohidratos. La teoría de Velikovsky es probada como falsa por el dióxido de carbono de la atmósfera de Venus.

Continúa...

1 comentario:

Pereque dijo...

Carl Sagan destina un capítulo de El cerebro de Broca a refutar las premisas de Velikovski. Muy buena lectura.

¡Saludos!

Recientes ciudadanos de Higadolandia