Patrick J. Kennedy
Hay terroristas que intentan provocar la división de la sociedad mediante el miedo y la incertidumbre y terroristas que tratan hacer lo mismo sembrando el odio entre unos y otros, entre los ricos y los pobres, entre los de la "mafia en el poder" y los de la "honestidad por decreto". Estos últimos, a mi juicio, pretenden la división para su propio beneficio.
Ya pasó más de un mes desde las elecciones para gobernador en el Estado de México, y el resultado, infame a todas vistas, no me parece tan sorprendente. Por un lado todos fuimos testigos de las viejas usanzas del PRI, es decir, compra de votos, acarreos y funcionarios de gobierno convertidos en operadores del voto en casillas. Y por otro lado vimos la cerrazón de AMLO al evitar una alianza con el PRD para promocionar a Zepeda (Delfina siempre se me hizo una candidata muy mediocre). Muchos sabíamos, de antemano, que esto iba a suceder. Esto lo dije justo iniciando el año 2017, a raíz de los aumentos en el precio de los hidrocarburos, en este espacio:
El PRI necesita dinero, mucho dinero para comprar a los electores del Estado de México, bastión priísta que no están dispuestos a perder... fácilmente. Ese dinero vendrá de lo que se recaude por la venta de hidrocarburos a un precio mayor, no hay mucha duda al respecto.
La cerrazón de AMLO tampoco era sorprendente, era de esperarse que siguiera haciendo lo que ha hecho desde hace años: Presentar una imagen de Único Salvador de la Patria, el único poseedor de la verdad, la honestidad y el perdón para los arrepentidos. Esto, aunado a sus promesas fáciles de becar a todos los jóvenes y aumentar las pensiones de los adultos mayores, y de acabar con la delincuencia y la corrupción mediante la magia de su ejemplo, ha encantado a un segmento de la población que sigue queriendo ser cliente de los gobiernos en turno. Y digo "encantado" porque así parece que obran sus dulces palabras, como encantamiento musical a la Flautista de Hamelin.
Pero también, desde mi punto de vista, AMLO ha desempeñado un papel más siniestro aún. Es evidente que el hombre de Macuspana se ha convertido en un perdedor profesional. ¿Qué hay detrás de tanta elección perdida? Porque, no nos engañemos, detrás de Delfina siempre estuvo la imagen de AMLO-el-salvador; la derrota de Delfina es una derrota más que va al expediente del peje. Mi respuesta a esa pregunta también ya la expresé en este espacio, hace casi 6 años:
Lo que aún no veo claro es cómo AMLO pueda ser un candidato aglutinador del voto indeciso y el de derecha como para poder vencer a Peña Nieto y su infame PRI. Ni siquiera con su discurso meloso y melcochero sobre su deseo de fundar una "República Amorosa". Mi apuesta es que su "triunfo" encuestado será sólo un divisor de votos en favor del PRI.
Aclaro que la mención a su "triunfo encuestado" se refiere a que a finales de 2011 se realizaron unas encuestas entre simpatizantes del PRD "para designar al candidato de las izquierdas (que) habían dado como ganador a Andrés Manuel López Obrador por sobre Marcelo Ebrard Casaubon". Y ya en ese entonces (6 años después de perder las elecciones contra Felipe Calderón en 2006) me parecía que su actuar, en vez de ayudar a evitar que el PRI asumiera el control del país, lo favorecía. Incluso me atrevo a pensar que con su participación en las elecciones de 2006 AMLO no tenía como objeto vencer al PAN sino dividir los votos para favorecer al PRI, partido del que surgió. ¿Es demasiado aventurada mi sospecha? Observemos como su cerrazón en el EdoMex sólo dividió los votos. Y observemos también cómo, ya perfilado para participar por la grande en 2018, está cerrando espacios para evitar una alianza.
Resulta casi claro. Mucha gente piensa que AMLO desea el poder en forma enfermiza, que su férrea ambición por ser presidente lo hace temible, y terrorífico a la vez. Y es que al menos eso es lo que se vislumbra al ver sus desplantes, al escuchar sus discursos y al notar sus inconsistencias (como eso de pregonar la honestidad y rodearse de colaboradores de dudosa honestidad, como ex priístas y oportunistas de toda índole). Sus seguidores le idolatran, quizá porque están dispuestos a creer en un mesías terrenal que desaparecerá todos los males de la tierra si llega a ser presidente de México, o quizás porque están convencidos del dogma preferido de la "izquierda", es decir, que todo aquel que no sea de izquierda, la de AMLO, es un traidor a la patria (al puro estilo de los adoradores de Chávez y Maduro en Venezuela). De cualquier forma a pocos se les ocurre que pueda haber otro motivo de AMLO que el de llegar a la presidencia.
Pero ¿que pasaría si ese NO fuese el motivo del peje? Después de que perdió las presidenciales en 2006, a mi parecer, mostró su verdadera vocación: dividir el voto de la oposición, para beneficio del PRI. Lo hizo en 2012 y creo que lo hará de nuevo en 2018. La muestra está en lo que hizo en el EdoMex. Pelearse con la oposición y dividir el voto opositor. Eso le ha traído muchos beneficios. Le ha permitido vivir del presupuesto sin verdaderamente trabajar por más de 12 años. Un partido, en la actualidad, es un gran negocio. Por ejemplo, en 2016 Morena recibió 416.5 millones de pesos, 327 por ciento más que en 2015 (ver nota de La Jornada http://www.jornada.unam.mx/2015/11/21/politica/011n1pol). Para 2016 Morena recibió 380.5 millones de pesos, más 236.4 millones para actividades específicas (como educación, capacitación e investigación) y 79.5 millones para franquicias postales y telegráficas, lo que esto signifique (ver nota de El Universal)
Y lo que menos necesita México en estos momentos es ese número irracional de partidos registrados bajo el presupuesto otorgado por el infame INE. Ocho partidos significan 7 contra el PRI y sus prácticas corruptas, en el mejor de los casos. En el peor debemos contar también el partido abstencionista, que no tiene presupuesto pero que puede decidir las elecciones, de ser manejado con inteligencia. ¿De veras pensamos que alguno de esos 7 partidos tendrá el número de votos (indiscutibles) para sacar al PRI de Los Pinos? Yo lo dudo, sinceramente.
Si en realidad el peje quisiera cambiar las cosas en México, en vez de seguir con sus discursos incendiarios y pretender ser el mesías salvador y paladín de la honestidad por decreto, debería buscar formar una alianza amplia para evitar que el PRI siga en Los Pinos. Buscarla, sí, pero sin protagonismos. Si en realidad desea que México cambie, en vez de lanzarse como candidato, debería promoverse como integrador de las mejores fuerzas de México, no de las peores. Debería buscar un candidato (o candidata) de oposición y promover un auténtico plan de transformación de la sociedad. De verdad, eso de que si AMLO llega a la presidencia ya no habrá delitos que perseguir porque si el presidente "es honesto, los gobernadores serán honestos, los presidentes municipales serán honestos y el pueblo no tendrá la necesidad de robar" es demasiada demagogia para ser creíble (ver este video a partir del minuto 21:20). El convocar a "un acuerdo por la honestidad" no es sino pensamiento mágico, dedicado a quienes aún creen en la magia para resolver problemas reales.
Ya veremos. Si AMLO busca de nueva cuenta la presidencia en 2018 amenazando a la izquierda para que se unan a su "lucha", lo hará para beneficiar, una vez más, al PRI. Y quedará evidenciado en sus intenciones de ser el eterno perdedor y eterno vividor del presupuesto. En cambio, si busca alianzas y promete no encabezar la candidatura a presidente en 2018, entonces quizá la oposición tenga oportunidad. No se me malinterprete, verdaderamente pienso que la idea de transformar al país, de promover la honestidad y combatir la corrupción es loable. Lo que no puedo creer es que eso se logre con mover la varita mágica, con tener buenas intenciones solamente.
Sólo quisiera recordar al lector que la historia nos ha mostrado que para acabar con la corrupción y la delincuencia se requiere de un estado totalitario, un sistema que reprima cualquier ofensa, por mínima que sea, mediante castigos ejemplares, como fusilamientos sumarios, toques de queda y anulación de las garantías individuales. Un ejemplo de esto es Singapur, ciudad-país que se ostenta como uno de los menos corruptos del mundo, y que a través de un video eternizado en las redes sociales, publicita que el método para acabar con la delincuencia y el narcotráfico fue fusilar a los convictos, a los funcionarios y empresarios corruptos y vigilar de cerca a las familias que presentaban miembros corruptos o delincuentes. En pocas palabras, un régimen de anulación de libertades. La alternativa opuesta para lograr esto mismo es el modelo de países con un alto nivel de educación (Noruega, Dinamarca, Suiza, etc.), aunque educar a 80 millones de jóvenes y niños no es tarea sencilla, y menos mediante "decretos" o "acuerdos" de aplicación mágica.
En resumidas cuentas, este sería mi mensaje para Andrés Manuel López Obrador:
- Tus ideas son buenas, en principio, como combatir (y quizás, acabar con) la corrupción y transformar a México para hacerlo un país próspero.
- Has encantado a mucha gente con tus discursos llenos de demagogia, pero te falta convencer a aquellos que no creemos en fantasías.
- Puedes hacer algo por México, mostrando tu habilidad como político para lograr una alianza que se oponga al PRI, que agrupe a más partidos, no sólo a morena.
- Pero sobre todo, NO te autopropongas como candidato a la presidencia. ¡Por favor, no aterrorices a la sociedad con eso! Te recuerdo lo que dijiste en 2011: "No soy un ambicioso vulgar"
Sin embargo, no creo que AMLO me haga caso. Mi adivinanza educada es que seguirá dividiendo el voto opositor, seguirá apoyando de esta forma al PRI, su partido de siempre, y seguirá viviendo del presupuesto per omnia secula seculorum. Después de todo es más fácil y más cómodo ser eterno opositor, a costillas del presupuesto, que ser presidente sólo por 6 años.