Albert Camus
Recuerdo que cuando era niño, allá por el siglo pasado, la gente a mi alrededor solía hacer de cada 28 de diciembre una especie de "fiesta del engaño y la mentira". Recuerdo que hasta en la calle se instalaban puestos improvisados en los que se podían comprar miniaturas de utensilios caseros y otros artefactos, los cuales tenían el propósito de ser devueltos a los "inocentes" quienes en esta fecha prestaban sus pertenencias (sartenes, escobas, planchas, e incluso autos) a los astutos engañadores. Incluso se podía conseguir dinero falso (en miniatura) para devolver a los incautos.
El origen de esta fiesta del engaño y la mentira parace ser la celebración católica del mito de la matanza de infantes a manos del Rey Herodes. De acuerdo con la Wikipedia:
La iglesia católica recuerda este acontecimiento el 28 de diciembre, aunque de acuerdo con los Evangelios, la matanza debió haber sucedido después de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes (uno o dos días después del 6 de enero).
Es decir, la iglesia fomentó el recordatorio de esta mítica masacre a través del uso de bromas y engaños orientados a los "inocentes". Mi recuerdo llega a tener presente la frase que se decía al descubrir la estafa a nuestra víctima: "Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que, en este día, de nadie te debes confiar". Curiosa frase que incitaba a la incredulidad y quizás al escepticismo.
En otras culturas se acostumbra dedicar un día al año para efectuar este tipo de engaños y bromas, como el April fool's day o el Pescado frito de Abril. Al parecer el origen de estas fiestas se remonta a la época de los Romanos con su "Festival de Hilaria".
Pero ¿qué tiene que ver la festividad del engaño con el infame detector molecular GT-200? Recordemos brevemente que este detector, de supuesta tecnología de punta, ha sido utilizado ampliamente por el Ejército Mexicano para detectar a distancia un buen número de sustancias, como drogas, precursores químicos, pólvora, plantas (como la marihuana) y hasta cadáveres enterrados.
La relación entre ambos asuntos es precisamente la opinión de la casa sobre la adquisición de estos detectores "milagrosos" cuya efectividad ha sido cuestionada internacionalmente, y cuyo funcionamiento no tiene bases científicas ni tecnológicas, contrariamente a como se publicita (ver sitio de los distribuidores de este infame artefacto: http://www.gt200.com.mx/detector.html). Y es que en efecto, tanto la compañía que los fabrica (Global Technical Ltd. de acuerdo con la Wikipedia) como la que los distribuye en México, han hecho del Ejército Mexicano su más sonado cliente para este día de los engaños. Los han hecho "inocentes" al haberles cobrado la friolera de $22,000.00 dólares americanos por cada una de las más de 700 "varitas mágicas" (o "varitas de zahorí", como se les conoce en el argot escéptico) que se han adquirido desde 2008 (ver un ejemplo de crítica hacia esta supuesta "tecnología": http://lonjho.blogspot.com/2011/03/los-distribuidores-del-gt200-y-otros.html).
Independientemente de la falta de efectividad tecnológica de estos aparatos, existe algo que ha rondado mi mente desde que por primera vez los ví en manos de soldados del ejército que vigilaban las calles de Jiutepec hace cosa de dos años. Si estas varitas no funcionan como una tecnología de "detección molecular remota" que, hágame usted el refabrón cabor, ni siquiera baterías necesita ¿Cómo es que funciona? ¿Cómo chinguaguas es que "dicen" que ha servido para descubrir droga oculta?
Poco he leído al respecto pero lo que se me ocurre que puede ayudarle a funcionar a estas varitas es la ignorancia de los delincuentes. La ignorancia y el temor a ser descubiertos por un medio semi-mágico. Es como los documentales de Discovery Channel en los que muestran las investigaciones del FBI apoyadas por psíquicos. No pienso que ellos crean que los charlatanes que dicen adivinar la ubicación de cadáveres ocultos y armas incriminatorias son la verdad absoluta y la última "tecnología" de investigación criminalística, al puro estilo de "La Paca" y sus descubrimientos osamentarios en la propiedad de Raúl Salinas de Gortari a finales del siglo pasado. Al final, algún delincuente ignorante, al ver el documental o al psíquico en vivo, creerá que algo "más allá" de la realidad conocida es capaz de delatar sus fechorías. Habría que cuidarse de los criminales escépticos, digo yo.
La reacción de un auténtico criminal frente al uso de varitas de zahorí tecnológicas o de videntes y adivinadores podría ser detectada por personal entrenado y descubrir exitosamente lo que oculta. Aunque también el temor de gente inocente podría causar el mismo efecto, como el sonado caso de Ernesto Cayetano Aguilar, supuestamente inculpado por el infame GT-200.
Así las cosas, es una auténtica inocentada del Ejército Mexicano (por llamarle de un modo no-tan-ofensivo) pagar 22 mil dólares por una pinchurrienta varita para encontrar agua y moléculas inculpadoras, aunque la apuesta siga siendo en la ignorancia supersticiosa de los delincuentes, esperando que se amedrenten ante esta "maravilla" tecnológica y se delaten a sí mismos.
Claro, eso en el mejor de los casos. ¡Feliz día de los militares inocentes!
Imagen de la entrada, primera evidencia documental de bromas del día de los tontos de Abril en Inglaterra, circa 1857, tomada de Wikipedia.