martes, 21 de diciembre de 2010

El Jefe Diego por fin libre

La raza humana se encuentra en la mejor situación cuando posee el más alto grado de libertad.


Dante Alighieri



Después de 7 meses de plagio, el jefe Diego Fernández de Cevallos por fin fue liberado. Apareció en público con la barba crecida pero con suficiente ánimo para caminar algunos kilómetros antes de llegar a un sitio de taxis.


Aunque declaró que había perdonado a sus secuestradores, también dijo que esperará a que las autoridades hagan su trabajo para castigar a los culpables de ese delito.


En breve continuaré esta entrada para añadir mis comentarios y conclusiones de este suceso.

Imagen e información desde El Universal.



Actualización (2 de enero de 2011)



Lo prometido es deuda. He estado leyendo los reportes de prensa, así como lo que dice la gente acerca de este secuestro. También he estado pensando mucho sobre las particularidades de la liberación de Diego fernández de Cevallos. Coincido con algunos comentarios oídos al paso en con relación a que hay sospechas de que todo pudo ser un autosecuestro.




Por un lado está el anuncio de la PGR en el sentido de que dejaría de indagar sobre el caso: "La Procuraduría General de la República (PGR) informó que, de momento, ha decidido suspender las investigaciones por la desaparición de Diego Fernández de Cevallos, a petición de la familia del ex senador". Leer más: http://ahuramazdah.blogspot.com/2010/05/noticias-sobre-el-plagio-del-jefe-diego.html. Por otro está que el Jefe Diego "perdonó a sus captores". A estas dos situaciones añado que su estado general de salud (incluso mental) no parecía ser tan malo, así como para ir manejando un auto para llevarle rosas a su esposa. Finalmente cualquiera puede dejarse crecer la barba durante 7 meses.



Pero en el otro extremo está el asunto de la motivación ¿Qué podría motivar al Jefe Diego a simular un secuestro? ¿Acaso notoriedad? No lo creo, él ya era suficientemente notorio sin necesidad de un secuestro. ¿Acaso dinero? Bien pudo simular el pago de la fuerte suma que se menciona como rescate sólo para evadir impuestos o cualquier otra maniobra sucia, pero eso es conjeturar demasiado sin evidencias. ¿Hacerse la víctima? Sí, quizás, fingiendo el caso de Ingrid Betancourt, pero el resultado parecería ser dudoso debido a la baja efectividad política mostrada en estos días; además el aspecto de Ingrid era bastante diferente al momento de su liberación.



Pero hay otra línea de pensamiento que puede arrojar nueva luz sobre el caso, y se refiere a la nota aparecida hoy en El Universal (ver http://www.eluniversal.com.mx/nacion/182873.html). Supuestamente un integrante del EZLN confirma la adjudicación de este secuestro por parte de esta organización o bien de una de sus falanges. Esta versión suena coherente al notar que el comunicado de este supuesto integrante califica a Diego como "uno de los principales enemigos de nuestro proyecto (del EZLN, nota de KC)". Tendremos que ver más evidencia sobre este tópico para señalar a este "ejército" como responsable del secuestro, que desde mi punto de vista, de ser cierto, se tardó poco más de 16 años en suceder, como un medio "válido" de un grupo guerrillero para hacerse de fondos.



Lo que es cierto es que Diego Fernandez de Cevallos vuelve a aparecer como figura pública, con un cargamento de experiencas que contar (si es que se anima o si es que no le afecta en sus planes). Ya veremos más adelante qué es lo que nos tiene que decir.



Pero también es cierto que el EZLN nunca dió la cara en sus inicios sobre el modo de allegarse fondos para su lucha. Que lo haga ahora, después de casi 17 años suena como una tomada de pelo, muy al estilo del subcomediante Marcos, el único guerrillero burócrata de la historia, quien después de unas semanas de "lucha armada contra el gobierno" se sentó en su oficina a "negociar" (lo que ha hecho en los últimos 17 años).



Por lo pronto la credibilidad de un verdadero secuestro se estima en esta casa en un 60%, dejando un 40% entre un falso secuestro u otra alternativa aún por explorar.


domingo, 19 de diciembre de 2010

La dosis diaria de escepticismo con relación a la fe en dios

El mejor placer en la vida es hacer lo que la gente te dice que no puedes hacer.


Walter Bagehot



Platicaba el otro día con Samuel, un compañero de trabajo, sobre las consecuencias de los actos de las personas. Él decía que los actos deleznables de las personas eventualmente serían castigados por dios. Castigados, vengados, reivindicados o de alguna manera "equilibrados" por diosito. Y yo le decía: Más bien somos los humanos quienes en forma bastante imperfecta juzgamos estos estos actos, en la medida en que tenemos un sistema de justicia perfectible ¿Te has preguntado qué pasaría si dios decidiera no intervenir en esos asuntos? Incluso le espeté ¿Qué pasaría si no hubiera dios?


Estas preguntas sacan de balance a cualquier creyente. Y lo normal es que recurran a los dogmas aprendidos para tratar de salir de ese desbalance. Uno de esos dogmas es que dios "nos da la vida". O de otra forma "dios es la razón por la que existimos". Y nada más.


Así respondió mi amigo. Pero es claro que su intento no es razonado, es la respuesta aprendida y repetida para afianzarse a un clavo de salvación. ¿Qué sería de un mundo sin un dios que nos diese la razón última de nuestra existencia? Para los creyentes, ese mundo es impensable; es un concepto totalmente fuera de contexto. Está fuera de su ámbito de atención.


Por ello es que las ideas sobre ateísmo como agnosticismo son un peligro para los creyentes, porque esas ideas se atreven a cuestionar los dogmas aprendidos mediante un adoctrinamiento feroz. Porque cuestionan lo incuestionable para la fe.


Finalmente no insistí en mis cuestionamientos con (¿o sería contra?) la fe de mi amigo, pero mi conclusión respecto las ideas sobre dios, es que sobreviven en nuestros días sólo por estar basadas en la fe. Aún no he encontrado algún tipo de argumento, prueba o evidencia que muestre inequívocamente la existencia de dios, excepto a través de la fe.


Esta conclusión me recuerda que otro amigo de la red, Angel Rodríguez, cuyas ideas, confieso abiertamente, han sido vilipendiadas y sujetas a mi feroz escepticismo en este espacio, recientemente se aventó la siguente frase respecto a los no-creyentes:




Sí. Eso es cierto. Todo "No Creyente" es "No Creyente" de boquita para afuera. Cuando te ves desamparado enseguida miras hacia arriba.


Este es el típico argumento absolutista, que al incluir la palabra "Todos" pretende ser 100% incluyente. Mucha gente tiene estos arrebatos de fe, en los que no dudan de sus propias aseveraciones. En realidad es demasiado aventurado hablar de lo que no se conoce, y don Angel, adivino, no tiene forma de saber si exactamante "todos" los no creyentes tienen ese comportamiento.


Puedo decir que en mi infancia tuve un adoctrinamiento típico de cualquier familia católica mexicana: Rezos, oraciones, rituales, asistencia a misa, bautizo, confirmación, primera comunión y otros inmencionables sacramentos. Casi todos en mi núcleo familiar tenían fe en dios, y profesaban la religión católica. Nunca tuve algun tipo de iniciación formal al ateísmo o al agnosticismo, excepto la actitud de mi papá.


Él participaba en todos los rituales familiares, pero mostraba poco interés al hacerlo y a veces revelaba hasta un poco de fastidio al realizarlos. Pero yo creo que participaba por darle gusto a mi mamá y a sus hermanos. Nunca hablé con él sobre su estado de fe, pero haciendo un análisis de su actitud, puedo concluir que no la tenía.


Y puedo constatar que en su lecho de muerte no acudió ni invocó a ningun ser superior. Sólo derramó una lágrima estando en los brazos de mi mamá... y expiró.


Ese hecho me mostró que la afirmación de don Angel y la de Samuel son bastante relativas y que sólo se basan en la creencia de que son ciertas sin mucha evidencia que las sustente. Mi papá pudo vivir una vida completa en un mundo en el que no había necesidad de tener fe, con errores y aciertos como los de cualquier ser humano. Así como lo han hecho tantos ateos en la historia.


Por mi parte, el adoctrinamiento al que fui sometido en mi infancia sólo funcionó unos años. Antes de cumplir los 20 ya tenía serias dudas al respecto de la existencia de dios. Y si hora no me declaro ateo es porque la palabra "ateo" no es esdrújula. Prefiero definirme como escéptico y agnóstico.


Imagen de entrada: Cuadro del Baron d'Holbach, célebre ateo del siglo XVII.

martes, 7 de diciembre de 2010

Cotidiana falta de lógica

Hay tres cosas que jamas he podido comprender: el flujo y reflujo de las mareas, el mecanismo social y la lógica femenina.


Jean Cocteau



En la cotidianeidad de los días, muchas veces actuamos como si las cosas fuesen siempre dadas, siempre sabidas, siempre entendidas. Las formas que escogemos para comunicarnos muchas veces dan por sentado que con quien deseamos comunicarnos sabe a la perfección cómo elaboramos en nuestra mente los pensamientos que dan origen a las palabras y gestos que expresamos con este poropósito. Y es que con suma facilidad nos olvidamos de la lógica (y por ende la efectividad) para dar preponderancia a la eficiencia (supuestamente mismo contenido con menos palabras, en menos tiempo) en la comunicación.


Quiero en esta entrada mencionar dos casos que recientemente me pasaron con personas con quien convivo el día a día: Un compañero de trabajo con fuerte acento quintanarrooense y mi propia esposa.


En el primer caso, la situación que dió lugar al ejemplo ilógico fue la siguiente. Este compañero debía instalar una bomba de recirculación en un ingenio novedoso para calentar agua en grandes cantidades. El ingeniero de mantenimiento del sitio había dado algunas instrucciones para la puesta en marcha de este ingenio y yo debía supervisar que mi personal hiciera lo correcto. para no interferir con la operación A veces tenemos contacto con otro supervisor dedicado a equipos de aire acondicionado cuyo nombre es Abel. Explico esto porque estas dos situaciones se mezclaron para dar lugar al malentendido que describo ahora.


Llegué temprano a supervisar la instalación de la bomba y mi compañero (el del fuerte acento quintanarrooense) trató de explicarme las instrucciones que había recibido. Más o menos estas fueron las palabras que escuché:


El ingeniero (de mantenimiento) nos dijo que la bomba debía tomar agua directamente del depósito, pero luego vino Abel y nos dijo que el agua debía venir del cuarto de máquinas.


Para mí no tenía mucho sentido que el supervisor de aire acondicionado nos dijera cómo instalar una bomba de recirculación para calentamiento de agua. aunque la instucción por sí misma tenía suficiente sentido A veces así pasa que gente con conocimiento de las instalaciones sugiere algún cambio para mejorar el desempeño de los equipos, aunque no sea dentro del ámbito de su competencia. Pero poco después me encontré con Abel y le pregunté sobre el motivo por el cual había cambiado la instrucción respecto a la toma de agua de recirculación. Sumamente extrañado me comentó que no había hecho tal cosa.


Su respuesta ciertamente me dejó perplejo pero debía reconocer que estaba acorde con las divisiones de trabajo establecidas: Abel no había dado instrucciones respecto a las bombas de recirculación pues su especialidad es aire acondicionado. Entonces ¿cómo es que mi compañero me había dicho tal cosa sobre Abel? Después de hacer varias indagaciones más, llegué a la conclusión que lo que me había dicho era:


El ingeniero nos dijo que la bomba debía tomar agua directamente del depósito, pero luego vino a ver y nos dijo que el agua debía venir del cuarto de máquinas.


Lo que mi compañero quería comunicarme era que el ingeniero había dado una instrucción pero que la había cambiado al ver que resultaba mejor o más rápido tomar el agua del cuarto de máquinas y no del depósito, como originalmente se habia contemplado. Identifiqué dos razones que originaron la confusión. A ver y Abel se proncuncian casi igual con acento quintanarroense, pero pude haber notado la diferencia aún con el handicap del acento en contra si mi compañero me hubiese dicho algo así como:


El ingeniero primero nos dijo que la bomba debía tomar agua directamente del depósito, pero luego vino a ver la instalación y decidió que era mejor tomar el agua del cuarto de máquinas.


Es decir, si hubiese aclarado que eran dos instrucciones de la misma persona yo no hubiese pensado que eran instrucciones de personas diferentes. Unas cuantas palabras más (como primero e instalación) hubiesen hecho la diferencia. Pero como decía al inicio, muchas veces damos por sentado que con nuestra forma particular de hablar y comunicarnos, los demás entenderán. Incluso que sabrán lo que está en nuestra mente.


Y esa última reflexión me lleva al segundo ejemplo ilógico. Y al publicarla me arriesgo demasiado (Risas).


El domingo pasado estaba en casa descansando de las morlopas del sopor cuando oí un fuerte ruido que provenía de la cocina. Allí se encontraba mi esposa, así que le pregunté con voz fuerte si había tenido un accidente y si estaba bien. Su respuesta fue algo así como:


Es que el estante de la zona de lavado estaba flojo.


Curiosa respuesta porque no le pregunté la causa del ruido sino si había tenido un accidente y si había recibido golpes o algún otro tipo de daño. Es decir, mi pregunta se enfocaba al estado de su persona y no al de las cosas de la zona de lavado (contigua a la cocina). Una vez más, a veces la mente humana quiere ir aprisa para decir mucho en poco tiempo. Pero falla al no enfocarse en la información que es la relevante en el momento preciso.

Yo pienso que mi esposa quería decirme que algo del estante se habría caido, provocando semejante ruido, pero que no había tenido consecuencias graves. Claro, esto ella lo sabía porque estaba en el lugar de los hechos. Yo sólo había escuchado el ruido pero no podía saber si ella se encontraba bien y sin daño alguno. Quizás si hubiese dicho lo siguiente no me hubiese levantado  de mi plácido y bloguero descanso dominical para constatar su estado:

Estoy bien, no me pasó nada, pero la caja de herramientas se cayó debido a que el estante de la zona de lavado estaba flojo.

Sí, lo sé, son más palabras, pero no se trata de exigir que todos reciten los salmos de la biblia, ni las azoras del corán,  ni los versos satánicos de Rushdie cada vez que se les solicita información relevante, sino de tratar de ponerse en la situación del solicitante de esa información para imprimir más lógica de acuerdo con la situación específica.

En ambos casos la lógica de la comunicación sufrió pérdidas. No graves, también lo sé, pero ciertamente peculiares porque en ambos casos hubo necesidad de corroborar los contenidos reales sin necesidad. Lo positivo del asunto es que dieron pie a la publicación de esta entrada.

Recientes ciudadanos de Higadolandia