domingo, 5 de abril de 2009

Alimento y comida no son lo mismo.

La lectura es como el alimento; el provecho no está en proporción de lo que se come, sino de los que se digiere.

Jaime Luciano Balmes


Un llamado a la reflexión sobre este tema, realizado por uno de mis asiduos lectores, me trae a este dilema sobre lo que uno le echa a la caja de las alubias, o sea, el estómago, la barriga, la panza, la olla de los frijoles, etc.

Pretendo empezar esta entrada preguntando (que es lo mejor que sé hacer) ¿Todo lo que comemos nos alimenta? Y si hay algo que no nos alimente ¿Es conveniente seguir comiéndolo? ¿Es lo mismo alimentación que nutrición? y en última instancia ¿que es lo que uno debe comer? Las respuestas a cada pregunta pretendo hacerlas bajo dos ópticas, al menos: la de mi propia experiencia y le de los "expertos" en alimentación, nutriólogos y otras especies del tipo.

¿Todo lo que comemos nos alimenta?

Para responder a esta cuestión, haré la odiosa definición de términos. Según la RAE, comer
significa: Masticar y desmenuzar el alimento en la boca y pasarlo al estómago. Y también: Tomar alimento. Esto quiere decir que las principales acepciones de "comer" implican formalmente la idea de "alimento". Pero el significado de alimentar es más claro: Dar alimento al cuerpo de un animal o de un vegetal. Y quizás esto incluya al animal humano. También significa: Suministrar a una máquina, sistema o proceso, la materia, la energía o los datos que necesitan para su funcionamiento. Por lo que si consideramos al cuerpo humano como un sistema, alimentarlo será equivalente a darle la materia y energía que requiere para su buen funcionamiento.

Pero uno puede comer casi cualquier cosa. Incluso piedras... claro no exclusivamente. Es común entre los mexicanos que al comer frijoles hechos en casa eventualmente nos encontremos con piedrecillas. Si masticamos una piedrecilla de entre los frijoles puede que nos demos cuenta y la expulsemos antes de ingerirla, pero si no masticamos bien, puede irse con el bolo alimenticio directo al estómago. Por lo tanto es muy probable que en el lapso de nuestras vidas los mexicanos nos hayamos comido una que otra piedra. Y esa piedra de seguro NO nos alimentó.

Así que ahora tendríamos el concepto de lo que alimenta y lo que no alimenta, y entonces vamos a lo que es la nutrición, que es el acto de nutrir. Y nutrir significa: Aumentar la sustancia del cuerpo animal o vegetal por medio del alimento, reparando las partes que se van perdiendo en virtud de las acciones catabólicas. O lo que es lo mismo, el alimento nutre, aumenta la sustancia, y hace que los sistemas funcionen.

Pero en verdad ¿todo lo que comemos nos nutre? Hay quien dice que algunos alimentos no nutren y sólo engordan. Otros dicen que es bueno comer fibra porque, aunque no te alimente, te ayuda a... ir al... viaje que todos hacemos para tirar la basura. Lo cierto es que desde que somos humanos y dejamos los árboles, hemos comido de todo. Hemos recolectado frutos y semillas, hemos cosechado granos y vegetales. Hemos criado animales que nos proporcionan su leche, sus huevos y su carne. Y hemos desarrollado un arte culinario que no sólo nos alimenta sino que nos produce placer.

El problema es cuando comemos por razones diferentes que el simple hecho de alimentarnos, incluido el placer. Para no ser malinterpretado he de decir que disfruto de la comida realizada por un chef de renombre. Lo que pasa es que hay gente que come por la satisfacción de llenar la caja de las alubias con lo que sea. Y eso, dicen, produce endorfinas y serotonina, que son una especie de "drogas de la felicidad" producida por nuestro organismo.

Al parecer, según los que saben de ésto, las endorfinas son péptidos (pequeñas proteínas) derivados de un precursor producido a nivel de la hipófisis, una pequeña glándula que esta ubicada en la base del cerebro. Esta glándula es estimulada bajo diferentes circunstancias (entre ellas la comida), produciéndose endorfinas en el organismo, las que van a actuar sobre los receptores que causan analgesia, además de producir un efecto sedante similar a los que genera la morfina, un opioide exógeno bastamente conocido por estas mismas propiedades.

Los que saben de nutrición nos dicen que una abundante ingesta de alimentos que sean ricos en proteínas (carne, pescado, huevo, queso) y pocos hidratos de carbono hace que el cerebro segregue más una sustancia catecolamínica, lo que facilitaría un estado nervioso más alterado. En cambio, con alimentos que tengan más hidratos de carbono (cereales, frutas) y pocas proteínas se estimula la secrección de otra sustancia química llamada serotonina, responsable del estado de saciedad y de bienestar. De hecho, mucha gente que siente ansiedad, angustia o tensión, suele calmarse ingiriendo pingües porciones de helado de chocolate.

Y es cierto, el azúcar, la grasa y los aceites que contiene el helado son ricos en carbohidratos, que el cuerpo asimila, pero que los asimilaría mejor si fuesen parte de un conjunto balanceado entre proteínas, carbohidratos, grasas y fibra.

¿Fibra? ¿Que es eso?

Es la parte de las plantas comestibles que resiste la digestión y absorción en el intestino delgado humano y que experimenta una fermentación parcial o total en el intestino grueso. En sentido estricto, la fibra alimentaria no es un nutriente, ya que no participa directamente en procesos metabólicos básicos del organismo. No obstante, la fibra alimentaria desempeña funciones fisiológicas como estimular la peristalsis intestinal.

Por lo tanto, resulta curioso que una buena alimentación debe incluir cosas que no alimentan, pero que ayudan al organismo a digerir lo que sí es alimento. Y la fibra parece ser una de esas cosas.

Ahora bien, nuestro organismo necesita algunos elementos para un buen funcionamiento. Y me refiero a elementos químicos. No es muy divulgado este hecho, pero en realidad nuestro estómago segrega ácido clorhídrico (HCl) como parte del proceso digestivo. Pero el cloro no es un elemento que podamos tomar directamente, es un elemento que en estado natural es gaseoso y bastante irritante. Así que normalmente conseguimos ese elemento a través de la sal común, o sea el cloruro de sodio (NaCl) y de la clorofila de los vegetales que comemos crudos. Aunque el exceso de sodio no es tan bueno pues al parecer produce hipertensión arterial. Para los que padecen hipertensión el cloro puede provenir del cloruro de potasio (KCl).

Y luego está el mismo potasio, que es bastante necesario pues ayuda a regular el equilibrio de los líquidos en el cuerpo, y que cuando sus niveles son bajos en el cuerpo causa calambres. Para recuperar el nivel de potasio se puede comer jitomate rojo, o plátanos.

Y ya para terminar me gustaría mencionar que a veces hasta comer tierra hace bien. Pero no cualquier tierra, sino aquella que tiene minerales que a veces necesita nuestro cuerpo.

Conclusión.

Basado en mi propia experiencia así como en lo que he leído, visto y oído (parafraseando a Agustín Barrios Gómez), una alimentación balanceada es lo mejor. No creo que el ser vegetariano sea mejor que carnívoro, aunque reconozco que uno debiera comer muchos vegetales. Una dieta rica en grasas es buena para los niños (lactantes y pre adolescentes), pero no en exclusiva. Combinar minerales, proteínas, carbohidratos y grasas resulta lo mejor para nuestro cuerpo.

Caer en la tentación de comer sólo por el placer que nos produce puede llevarnos a ingerir alimentos de cierto tipo que en exceso producirá obesidad y otros problemas de salud. Pero comer sin placer tampoco es bueno. así que lo mejor es mantener el placer de comer en segundo término y colocar en primero una buena nutrición, balanceada y diversificada.
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4 comentarios:

lacuerdatensa dijo...

Es interesante este artículo y me hace pensar por ejemplo en los problemas de nutrición que tenemos aquí en Argentina. Hay mucha gente con sobrepeso y muy mal alimentada, no diré que es la causa principal la pobreza, pero sin duda alguna relación existe. Por ejemplo es menos costoso y rinde más un kg. de carne picada que un kg. de pescado (que esta carisimo). En cuestiones nutricionales un bife a la plancha con ensalada es preferible a milanesas con puré, pero en cantidad y precio la segunda opción rinde más para un mayor número de comenzales.

Saludos.

Siesp... dijo...

El eterno problema de la buena alimentación. Jeje. Aun recuerdo en mi viaje a México la actitud del mesero cuando el grupo le pidió una nueva cazuela de chile habanero porque habíamos gastado ya la primera, jejeje.

El tio creyó que estábamos de broma y no nos la trajo. Y es que a todo el grupo mio le gustaba al picante, y tener los labios que parecíamos un estadio de fútbol lleno de centroafricanos cantando el "Only you" jajaja. Fíjate, KC, en qué postura quedan los labios al decir "you".

Me lo pasé de maravilla en México.

Un abrazo.

Pablogger dijo...

Querida Malena
En efecto las decisiones alimentarias se toman en función de los medios para adquirir los elementos. Sin embargo siempre es posible conseguir pescado a buen precio, como el atún o la sardina. Y es cierto, la langosta ha estado fuera de mi dieta desde hace unos 25 años. Pero igualmente deliciosos y nutritivos son los ostiones ahumados, que puedo aún adquirir a una pequeñísima fracción del precio de 1 kg de langosta.

Pablogger dijo...

Pues una gran hazaña la de tu grupo Siesp, esa de comer tanto chile habanero, que también por estos lares se le conoce como el chile campana... porque pica... y re-pica (pero al otro día, y no precisamente en la lengua).

Saludos!

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