Gilbert Keith Chesterton
Desde Nature
Por: Megan Scudellari
Traducción: KC
Los temores sobre la superpoblación se iniciaron con el reverendo Thomas Malthus en 1798, quien predijo que el crecimiento exponencial no controlado de la población llevaría a la hambruna y la pobreza.
Pero la población humana y no ha crecido y no está creciendo en forma exponencial y es improbable que lo haga, dice Joel Cohen, un investigador de poblaciones de la Universidad Rockefeller en Nueva York. La población mundial está creciendo en apenas la mitad de la tasa que era antes de 1965. En la actualidad se estima que hay 7.3 mil millones de personas, y se prevé que llegue a 9.7 mil millones para el año 2050. Aún así, la creencia de que el aumento en la tasa de la población desencadenará algún tipo de escenario apocalíptico, ha sido perpetuada. El afamado físico Albert Bartlett, por ejemplo, ha dado más de 1,742 lecturas sobre crecimiento exponencial de la población humana y sus espantosas consecuencias a partir de 1969.
La población mundial también tiene suficiente para comer. De acuerdo con la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas, la tasa de producción de alimentos en general supera el crecimiento de la población. La gente cultiva cereales con suficientes calorías para alimentar entre 10 mil y 12 mil millones de personas. Sin embargo, el hambre y la malnutrición persisten en todo el mundo. Esto se debe a que alrededor del 55% del cultivo de alimentos se divide entre alimentación para ganado, fabricación de combustible y otras materias o se desperdicia, dice Cohen. Y lo que queda no se distribuye de manera uniforme - los ricos tienen un montón, los pobres tienen poco. Del mismo modo, el agua no es escasa a nivel global, pero mil docientos millones de personas viven en áreas donde sí lo es.
"La superpoblación no es realmente superpoblación. Es una cuastión de pobreza", dice Nicholas Eberstadt, demógrafo en el American Enterprise Institute, un centro conservador de inteligencia con sede en Washington DC. Sin embargo, en lugar de examinar por qué existe la pobreza y cómo apoyar de manera sostenible a una población creciente, dice, los científicos sociales y biólogos hablan más allá de ellos mísmos, debatiendo las definiciones y las causas de la sobrepoblación.
Cohen añade que "aunque la gente que sabe de estos hechos, los utiliza como una excusa para no poner atención en los problemas que tenemos ahora", apuntando hacia el ejemplo de los sistemas económicos que favorecen a los ricos.
Al igual que otros entrevistados para este artículo, Cohen es menos optimista sobre las posibilidades de disipar la idea de la superpoblación y otros mitos ubicuos, pero está de acuerdo en que vale la pena tratar de evitar conceptos erróneos en el futuro. Muchos mitos han surgido cuando un investigador extrapoló más allá de las conclusiones estrechas en los trabajos de otros, como fue el caso de los radicales libres. Esa "interpretación reptante", como Spitzer la llama, puede dar lugar a ideas erróneas que son difíciles de extirpar. Para prevenir eso, "podemos asegurarnos de que una extrapolación esté plenamente justificada, y que no iremos más allá de los datos", sugiere Spitzer. Más allá de eso, todo se reduce a la comunicación, dice Howard-Jones. Los científicos tienen que ser eficaces en comunicar ideas y alejarse de mensajes sencillos y condensados.
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