miércoles, 23 de enero de 2008

La evolución del odioso HABER

En un principio era el verbo... el verbo "VER".

Se usaba en una frase que más o menos iniciaba así: "VAMOS A VER".

Usualmente la empleaban los padres y madres para iniciar una investigación, una pesquisa, una indagación, un cuestionamiento. Usualmente, también, como lógica respuesta ante la insolencia y desobediencia de sus hijos.

Y así, en esos arcaicos días, los pater (y mater) familias, con mucha propiedad y legítimo deseo de obtener información de sus hijos, exclamaban:

¡Vamos a ver... quien jodidos le pintó la cara a su hermanito con un marcador, jijos de la chingada! (por ejemplo). Y se lanzaban con denostada enjundia a impartir justicia (por propia mano y boca) y propinar sendos cuerazos a los escuintles desobedientes, guerrosos, latosos, mecos, etc., acompañados de las consabidas mentadas maternas.

Era tal el impacto de la frase, que al momento de proferir las tres primeras palabras, los infractores, sabiéndose culpables y, por ende, merecedores de una lluvia de cuero sobre salva sea la parte, corrían presurosos a esconderse de la justicia paterna, materna o similar (como las medicinas, que no son de marca pero que igual causan el mismo efecto).

Por esta razón, y para obviar las injurias que con justa razón, desde el punto de vista del inquisidor, merecíanse los escuintles, la frase comenzó a contraerse: Ahora se decía ¡A ver, quién fue el que pintó las paredes, jijos de maría morales...!

De aquí, evolucionó (contrayéndose siempre) hasta el casi actual !A ver....!

Total, el efecto deseado era el mismo: los chamacos de porra se corregían... momentáneamente al menos.

Al pasar de los años, y con la entrada triunfal del Código Civil aplicado en los Tribunales Familiares, los angustiados padres y madres, viendo su autoridad disminuída y coartados sus derechos para ejecutar acciones correctivas, optaron por ya NO pronunciar la frase, contentándose con moler a golpes a los mocosos desmadrosos, eso sí, en las zonas corporales donde los golpes no dejaban huella, no fuera que quedara evidencia de la justa impartición de justicia.

Bueno, no todo eran golpes y madrinas (no hadas). Pero la frase quedó en las mentes de muchos educadores, de tal forma que, suavizada la intención inicial, se pronunciaba un ¡A ver! como decir un "quiero saber".

A finales del siglo pasado, la frase de marras casi ya no se escribía, pero sí se pronunciaba, de tal forma que algunos jóvenes incautos, pensaban que el !A ver! provenía del verbo HABER. Total, sonaba igual.

Así que, en nuestros días parecería que el verbo "VER", se hubiera transformado por obra de magia en el verbo "HABER" que en la sintaxis de su actual uso no tiene sentido alguno.

Pero nadie contaba con la astucia del buen amigo y signatario de este Blog, que justo sacudió su gran cabezota, desoxidando la mononeurona de la memoria, para traer ante tan distinguidos compañeros y amigos, directo desde el baúl de sus recuerdos olvidados, la cruel pero diáfana historia del verbo...

Del verbo "VER", y de la correcta frase:

"VAMOS A VER"

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿QUE TIENE QUE VER EL VERBO HABER?

Anónimo dijo...

¿QUE TIENE QUE VER EL VERBO HABER?

Pablogger dijo...

Que mucha gente ignorante escribe HABER en logar de a ver, o "vamos a ver".

KC

Recientes ciudadanos de Higadolandia