miércoles, 14 de julio de 2010

¿Que tan importante es tener la razón?

Terrible es el error cuando usurpa el nombre de la ciencia.


Jaime Luciano Balmes


Comentario del libro "Wrong" desde eSkeptic
Por el Dr. H. David Voelker
Traducción: KC



Estando bastante saturado el mercado de libros acerca de cómo la gente común comete errores de pensamiento, hace sentido que alguien mueva el centro de atención hacia un grupo que se supone se equivoca menos que el resto: los expertos. El periodista David Freedman nos guía por una impresionante lista de afirmaciones falsas y contradictorias de los expertos en una variedad de campos que realmente lleva el terreno de lo dudoso mucho - si no es que la mayor parte - de lo que pasa por sabiduría de expertos. El libro valdría la pena solamente por esta colección cuidadosamente montada y comentada de pretensiones de verdad.


Hay un montón de culpa por la amplia difusión de nuestra desinformación experta, dice Freedman. Desde científicos respetados a gurús financieros y hasta auto-acreditados gurús de las relaciones, personas a las que acreditamos como poseedores de conocimientos especializados, llevan acabo investigaciones descuidadas, suprimen datos no concordantes con sus hipótesis, y saltan a conclusiones injustificadas. Los periodistas simplifican y tergiversan los resultados de estudios serios. Los malos consejos prosperan en parte porque el público exige soluciones fáciles que son "resonantes, provocativas y coloridas".


Es de esperar que Wrong cubra los famosos casos de fraude experto como el del escándalo del embrión humano clonado en Corea del Sur, y lo hace. La mayoría de los errores expertos documentados aquí, sin embargo, son no-intencionales, sino que se originan en los sesgos cognitivos a los que todo el mundo está expuesto. Al igual que el resto de nosotros, los expertos tienen una aguda vista para los datos que apoyan su hipótesis, sostienen que comenzaron a buscar lo que finalmente encontraron, y juegan con la métrica de sus empleadores (agencias de financiación de la investigación). Tampoco son muy útiles las revisiones entre pares y otras formas de autorregulación: Thomas Kuhn mostró unos cincuenta años atrás cómo las prácticas de las comunidades científicas predominantes refuerzan y perpetúan paradigmas.


Sería poco notable enterarse que los expertos a veces cometen errores, pero si Wrong tiene razón, la magnitud del problema es mucho mayor de lo que la mayoría de la gente sospecha. Los resultados de dos de cada tres estudios médicos publicados fallan en sostenerse. Cuando se considera que las pretensiones de verdad de expertos menos acreditados y con menores credenciales académicas, como el inventor de la última dieta o del método de gestión de moda, son en promedio mucho menos fiables, te das cuenta de que estamos inundados de asesoramiento poco confiable.


Los libros escritos que martillan en un solo punto son vulnerables al exagerar su caso, y los expertos blanco de Freedman a veces están mal si hacen algo y están mal si no lo hacen. Por ejemplo, critica a la corriente principal de investigación científica por sus descuidados procedimientos y por usar muestras pequeñas y poco representativas, pero más tarde defiende la "ciencia basura" porque, a pesar de su falta de rigor de procedimiento y de su aún más baja relación señal / ruido, de vez en cuando tropiezan con una pepita de oro perdida por los profesionales. Eso es atraparlos de dos maneras. Del mismo modo, falla al no tomar su propio consejo contra hacer sentido en retrospectiva cuando dice que los signos de advertencia en un famoso caso de fraude científico "saltaban a la vista" cuando se observaron a toro pasado (Nota de KC: Esta falacia es típica cuando se trata de hacer un pobre análisis post mortem de un proyecto fallido. Una vez encontradas las fallas al final de la investigación es demasiado fácil decir "debieron haberlas visto si eran tan obvias", pero no siempre es posible, en el transcurso de un proyecto, cubrir todas las posibles formas de encontar las fallas. La no siempre correcta necesidad de buscar culpables hace que la gente caiga en este error).


Freedman sabe que su tarea lo deja abierto a la acusación de petición de principio: la misma falta de certeza que según él acompaña a los dictámenes de expertos debe aplicarse también a sus propias suposiciones sobre equivocadas afirmaciones particulares de expertos. Estoy de acuerdo con su defensa de que, aunque cualquier afirmación individual puede estar equivocada, la acumulación y correcta clasificación de evidencias nos permite converger hacia la verdad. Una progresión histórica de los mapas geográficos es un ejemplo: los primeros mapas del mundo eran sumamente divergentes, pero las formas de los continentes y los detalles en sus costas convergen gradualmente entre los cartógrafos y se estabilizan en el tiempo.


Son tan comunes los errores graves catalogados en Wrong incluso por los más eminentes investigadores e instituciones y tan influyentes son las declaraciones falsas en la dirección del flujo de dólares y en apuntalar a todas las industrias y reputaciones, que en el momento de llegar a las simples guías al final del libro para saber cuando sospechar que un dictamen pericial puede estar equivocado, se siente el equivalente a que se nos aconseje mover un pie hacia  la playa para protegernos contra los tsunamis.




Los abundantes ejemplos de Wrong sobre cómo nos fallan los expertos, demuestran lo complejo que es el mundo. Las contingencias de las relaciones causa-efecto pueden ser muchas y difíciles de rastrear, y un buen consejo en una situación puede conducir a resultados desastrosos en otro.


Por desgracia, dirigir a los expertos (o a los intermediarios que informan de su trabajo) para calificar la certeza de sus pretensiones de verdad con todas las posibles formas en que podrían estar mal, y publicar las conclusiones negativas así como las positivas, no es la solución. Eso sólo aumentará el montón de cosas que debemos de tamizar y hace más difícil para nuestros cerebros cumplir lo que es quizás su función más importante, y es la razón principal por la que confíamos en los expertos en primera instancia: la reducción de la información; clasificación de la señal a través de el ruido. Lo mejor que podemos esperar hacer (seamos expertos o profanos) es estrechar los intervalos de confianza de nuestras predicciones un poco, y equivocarnos un poco menos a menudo.


En la superficie, Wrong se enfoca a la falta de confianza en el asesoramiento de expertos, pero tiene implicaciones mucho más profundas. Como observó William James hace un siglo: "la verdad vive, de hecho, en su mayor parte en un sistema de crédito. Nuestros pensamientos y creencias pasan siempre y cuando nada les desafíe, al igual que los cheques pasan en tanto que nadie los revise".


Aunque los expertos podría eventualmente converger en la verdad acerca de relaciones causales específicas claramente definidas, a través de la multitud de efectos principales e interacciones complejas que cada uno de nosotros experimenta en la vida típica, el refrán, "la verdad saldrá a la luz", es falso. En un momento dado, un número considerable de nuestras creencias individuales y grupales acerca de las causas de esos efectos son simplemente erróneas. Está garantizado que nos llevaremos a la tumba las falsas conclusiones acerca de por qué esta dieta nos funcionó o no nos funcionó, la razón por la que esa relación no terminó bien, o si nuestro hijo adulto no habría cometido abuso conyugal, si tan solo hubiéramos corregido con energía sus travesuras.


El grado en que la verdad no "sale" es la latitud en que los expertos - y cualquier persona, para el caso - construyen realidades sociales con impunidad. Para las falsas reclamaciones objetivamente descritas en Wrong y otras que escuchamos todos los días para obtener el poder que se despliega para realizar movimientos sociales, vender productos, establecer la política del gobierno y distribuir recompensas sociales, tener la razón no importa tanto como ser aceptado.


Eso, creo yo, es la verdadera lección de Wrong.


(Reprinted with permission from the copyright holder the Skeptics Society and Skeptic magazine, www.skeptic.com)

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