viernes, 4 de julio de 2008

Más sobre ciencia y fe religiosa

Hace un par de días se publicó en La Crónica una nota del Dr. Pablo Latapí Sarre, en la que aborda el tema de la relación entre la ciencia y la fe religiosa. Si bien es cierto que el Dr. Latapí es un eminente científico mexicano, esto no es una garantía para que sus opiniones se acepten como la última afirmación sobre estos temas. Menciona el Dr. Latapí:

Es una paradoja que sean precisamente sus maravillosos descubrimientos (de la ciencia) los que la llevan a comprender los límites de su “razón científica”. Por lo mismo, la mayoría de los científicos contemporáneos no son arrogantes; no ven con lástima o condescendencia a los que aceptan la religión (“analfabetos científicos” en espera de ser salvados por la ciencia); muchos de ellos asumen una actitud de humildad, derivada del asombro.
Estoy de acuerdo en que la ciencia actual, y los científicos que la ejercen, distan mucho de tener la actitud de determinismo que caracterizaba a la ciencia de hace 100 o 200 años. Los fundamentos de la física cuántica trajeron la incertidumbre al plano frontal de cualquier argumento científico. Pero eso no es razón para alarmar a nadie. Finalmente en el nivel macroscópico las incertidumbres individuales de cada partícula se promedian para darnos un comportamiento estadístico que proporciona la aparente determinación de la naturaleza. Pero eso no implica en automático que en ese espacio de incertidumbre, por obligación, deba ajustarse un determinismo religioso. Más adelante afirma:

Una mente reflexiva puede ver en la ciencia —dialogando con ella y asumiendo sus incertidumbres— una invitación a la aceptación del misterio, el misterio no como residuo que queda sin explicar por la triunfante ciencia, sino como realidad insondable que está presente en el fondo de lo que somos, y que nos invita a aceptar otro orden de la existencia: el religioso.
Aquí entro en desacuerdo con el Dr. Latapí. El orden religioso de la existencia no es un orden de tipo causal, en el que sus efectos visibles (la fe religiosa de las personas) tengan una causa determinada en el mundo físico. Si así fuese, la fe religiosa sería única, como única es la fuerza de gravedad o la fuerza electromagnética. Hay tal variedad de objetos de fe, que la gente se mata por ellos; por el contrario, hasta donde yo sé, nadie ha matado a nadie por tener otro concepto de la gravitación o de la fuerza electromagnética. Sin embargo añade que:

Ciencia y religión pueden ir de la mano, en beneficio de ambas; religión y ciencia son dos caminos complementarios que se enriquecen recíprocamente en la indagación de nuestras preguntas últimas.
Aquí me gustaría separar lo que es religión de lo que es fe religiosa. La primera implica necesariamente una organización de la segunda, cuando existe coincidencias entre los individuos (el catolicismo organiza a quienes tienen fe en Jesucristo, en los santos y en las vírgenes), mientras que la fe religiosa no necesariamente debe tener un espacio organizativo para su expresión; puede ser perfectamente individual.

Concuerdo con el Dr. Latapí en que ciencia y religión pueden hacer algo más que tratar de aniquilarse mutuamente. Finalmente puede haber coincidencias como las que señalaba el difunto Carl Sagan (1):

La actual crisis ambiental no constituye un desastre, al menos por el momento. Como otras crisis, esconde un potencial para la manifestación de poderes de cooperación, talento y dedicación hasta ahora no explotados y ni siquiera imaginados. Es posible que la ciencia y la religión difieran acerca del origen de la Tierra, pero cabe coincidir en que su protección merece nuestra profunda atención y nuestros afanes más entusiastas.

Es decir, puede haber coincidencia de intereses y de planteamientos. La religión, al igual que la ciencia, puede hacer mucho por la protección del ambiente, por el incremento en la tolerancia racial y por el combate al narcotráfico y el crimen organizado. En este punto estaría de acuerdo con Latapí. En lo que estoy en desacuerdo es en que la fe religiosa nos dé respuestas a cuestionamientos tales como "
¿qué soy, qué es mi vida, qué es mi muerte, qué puedo conocer, qué debo hacer, qué puedo esperar, hay Dios y es posible comunicarme con él?". Excepto quizás por la última que implica la existencia de un dios. Por último estoy en desacuerdo con el último párrafo del artículo citado:

Todo lo dicho hasta aquí lo dijo de una manera más bonita y sencilla Einstein: “Hay dos maneras de vivir: una, como si nada fuese milagro; otra, como si todo fuese milagro”. Misterio es también por qué elegimos entre una y otra.
Albert Einstein es el personaje de la ciencia peor citado de todos los tiempos. Einstein no creía en dios, pero sus citas sobre él han sido muy manoseadas. Incluso ésta sobre los milagros, tiene su origen no en la religiosidad sino en la capacidad de sorpresa y asombro que debe tener cualquier científico.

Sobre las diferentes opiniones que se han vertido sobre el tema, recomiendo la lectura de estas entradas:

La irracionalidad de "pi" y la existencia de dios

La ciencia ¿hace que la creencia en dios sea obsoleta?

Respuesta de la casa a la gran pregunta

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Referencias:
(1) Sagan, Carl. Miles de Millones ISBN: 84-406-8009-0
Imagen: Salma Hayek, una de las cuasi-diosas mexicanas

1 comentario:

Antonio dijo...

Latapí incurre en un error común entre quienes se dan cuenta de la importancia de la ciencia pero se niegan a abandonar sus creencias religiosas: racionaliza su fe. Y me parece que es un cierto temor a llevar sus propios razonamientos hasta sus últimas consecuencias, con lo cual renuncia de continuo a la honestidad intelectual.

No se puede tener todo. O tienes fe o tienes honestidad intelectual. Hay que elegir.

Llevo varias semanas leyendo tu blog y me parece de lo mejor. No había podido comentar.

Un Abrazo.

Recientes ciudadanos de Higadolandia