miércoles, 2 de junio de 2010

Una buena razón para ejercitar el escepticismo

El acto de desobediencia, como acto de libertad, es el comienzo de la razón.


Erich Fromm



Uno de los pilares del escepticismo es el rechazo al principio de autoridad. En otras palabras, es el apego a métodos antes que a órdenes; es el uso del razonamiento y del pensamiento crítico antes que la obediencia.


Un poco más a detalle, y en un ámbito mucho más práctico, también implica el vivir en un mundo en el que las órdenes de profesores, jefes y autoridades (dentro de un marco legal, laboral jerárquico y educativo) debieran razonarse antes de obedecerse. Y también implica el dudar de las conclusiones emitidas por autoridades no legales. Este último concepto de "autoridad no legal" está ligado al concepto de "experto" en un tema. La experiencia de las personas en un tema dado es una variable a considerar cuando estas personas intentan convencer con respecto a un concepto o modo de ver las cosas dentro de su ámbito de experiencia, pero no necesariamente es una concesión de "autoridad" al respecto. Su experiencia debería ser sólo un parámetro de confiabilidad.


Recordando el legado del difunto Carl Sagan, es oportuno citar lo que él solía decir respecto a la relación entre ciencia, escepticismo y autoridad (tomado de El Mundo y sus Demonios):


Uno de los grandes mandamientos de la ciencia es: «Desconfía de los argumentos que proceden de la autoridad.» (Desde luego, los científicos, siendo primates y dados por tanto a las jerarquías de dominación, no siempre siguen este mandamiento.) Demasiados argumentos de este tipo han resultado ser dolorosamente erróneos. Las autoridades deben demostrar sus opiniones como todos los demás. Esta independencia de la ciencia, su reluctancia ocasional a aceptar la sabiduría convencional, la hace peligrosa para doctrinas menos autocríticas o con pretensiones de certidumbre.


Los argumentos de la autoridad tienen poco peso: las «autoridades» han cometido errores en el pasado. Los volverán a cometer en el futuro. Quizá una manera mejor de decirlo es que en la ciencia no hay autoridades; como máximo, hay expertos.


El escepticismo tiene por función ser peligroso. Es un desa­fío a las instituciones establecidas. Si enseñamos a todo el mundo, incluyendo por ejemplo a los estudiantes de educación secundaria, unos hábitos de pensamiento escéptico, probablemente no limitarán su escepticismo a los ovnis, los anuncios de aspirinas y los profetas canalizados de 35,000 años. Quizá empezarán a hacer preguntas im­portantes sobre las instituciones económicas, sociales, políticas o religiosas. Quizá desafiarán las opiniones de los que están en el po­der. ¿Dónde estaremos entonces?


No obstante lo anterior, hay que reconocer que los humanos somos bastante suceptibles a ser "obedientes" con la autoridad. Incluso solemos obedecer más facilmente que razonar o seguir nuestros propios criterios. Una serie de experimentos realizados hace más de 4 décadas por Stanley Milgram, psicólogo en la Universidad de Yale, mostró un aspecto interesante del principio de autoridad.


Los experimentos de Milgram comenzaron en julio de 1961, tres meses después de que Adolf Eichmann fuera juzgado y sentenciado a muerte en Jerusalén por crímenes contra la humanidad durante el régimen nazi en Alemania. Milgram ideó estos experimentos para responder a la pregunta: ¿Podría ser que Eichmann y su millón de cómplices en el Holocausto sólo estuvieran siguiendo órdenes? ¿Podríamos llamarlos a todos cómplices?


Milgram resumiría el experimento en su artículo "Los peligros de la obediencia" en 1974 escribiendo:


Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, aún con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos para aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio.


Stanley Milgram. The Perils of Obedience (Los peligros de la obediencia. 1974)


Mi sospecha personal es que una de las razones por las que la gente desea tener algún tipo de autoridad dentro de los ámbitos humanos es porque se sabe que tendemos a ser obedientes. Así, por ejemplo, los miembros de un partido político suelen ser obedientes con sus dirigentes porque cuando les llegue (quizás) el turno de ser dirigente del partido, o postulados para desempeñar algún cargo importante, los demás obedecerán.


Pero también hay otros casos en que la gente asume el papel de autoridad en un tema controversial con el objeto de no ser cuestionados. Este tipo de actitud también es conocido como argumentum ad verecundiam, o apelación a la autoridad, y es una falacia que consiste en basar la veracidad o falsedad de una afirmación en la autoridad, fama, prestigio, conocimiento o posición de la persona que la realiza. Ejemplos de esa falacia utilizada para someter a los demás e imponer ideas de dudosa certeza los he exhibido en este espacio. Pueden verse algunos de esos ejemplos al final de la entrada.


Esta reacción de obediencia ante una figura autoritaria se conoce dentro de los prejuicios cognitivos como obediencia a la Autoridad: Es la tendencia que tienen los individuos a seguir el liderazgo o figura de autoridad en un grupo o de una fuerte autoridad (capacidad evolutiva), independientemente de los fuertes argumentos racionales que se tengan en contra. El individuo puede admirar, temer, autoengañarse o simplemente acatar las normas por el mero hecho de cumplimiento del deber, es decir, tiene una propensión o tendencia a hacerlo. También denominada capacidad humana para la crueldad. Si una figura de autoridad nos permite violar la ley e incluso traspasar la frontera de nuestra moralidad, sentimos propensión a hacerlo, tal y como intentó demostrar el experimento de Milgram antes citado.


Existe también en la otra vertiente denominada prejuicios de amor propio o egoísmo lógico, que hace que se desprecie el juicio de los demás, como criterio superfluo. Estos prejuicios son opuestos a los de la autoridad, puesto que consisten en una cierta predilección por lo que es un producto de nuestro propio entendimiento, por ejemplo, por un sistema que nos pertenece. Lo que se hace es basar las propias decisiones no en argumentos fuertes que las soporten sino en el origen o fuente de la proposición.


Entonces ¿cómo disminuir la influencia de las así llamadas autoridades? No me refiero a autoridades legales (como es el caso de los jueces y de otras figuras de autoridad legal) sino a las personas que desean influir en nosotros desde un púlpito montado en una falsa autoridad.


El remedio, ya antes recomendado en otras entradas de Ahuramazdah, es el uso del pensamiento crítico y del escepticismo. No hay mejor forma para exorcizar los intentos de las pseudo autoridades que tener una buena voluntad para dudar de sus argumentos. Y claro, también usar en la misma medida la razón crítica e independizar el cerebro del hígado. Esta última recomendación para que las reacciones emocionales (siempre presentes) no interfieran (tanto) en los razonamientos.



Ejemplos de argumentum ad verecundiam.


Adolfo Gandín Ocampo. Este venerable personaje ha afirmado cosas que están aún fuera de la realidad, como el descubrimiento de elementos superpesados y la existencia inequívoca de vida fuera de esta Tierra. ¿Sus argumentos para convencer? Ver a continuación:


Los elementos ya llegan a los 224 como lo se? mi apellido y mi trabajo en RUSIA como cientifico al lado de mi tio LEV que todo el mundo conoce hace de esto un simple juego de niños" (Ver mensaje del 4 de octubre de 2008)

Ya hace un año empece a publicar algo que yo ya sabia por mis fuentes MARTE TIENE VIDA, asi me fue con los escepticos y mas por los "ufologos" o por asi llamarlos afamados ufologos que me DESTROZARON, pero como en la vida todo..........UDS me entienden......espere, y algo que a la corta iba a empezar a salir a la luz ,SALIO!!!!! OFICIAL NOTICIA DE LA NASA, que esta preparando el camino para darnos la sorpresa HAY VIDA EN MARTE!!!!!!! (Ver mensaje del 4 de febrero de 2009: http://ahuramazdah.typepad.com/mensajes_cortos_y_frases/2009/02/fwd-a%C3%B1os--luz-confirmadola-vida-en-marte.html)


Ver notas en Ahuramazdah:


http://ahuramazdah.blogspot.com/2008/10/el-fin-de-la-historia-del-infame.html
http://ahuramazdah.blogspot.com/2009/02/el-humor-de-los-charlatanes-hay-vida-en.html




Edgar Mitchell. Este ex-astronauta de 79 años declaró que los 'alien' existen y que el Gobierno de EEUU tiene ocultos OVNIS. Entre otras patinadas de tamaño familiar está esta declaración, digna de todo un creyente:


No estamos solos. Nuestro destino, en mi opinión, es terminar formando parte de una comunidad planetaria... Tenemos que estar dispuestas a ir más allá de nuestro planeta y más allá de nuestro sistema solar para averiguar que es lo que está ocurriendo realmente allí fuera (Ver nota del 24 de julio de 2008 http://www.elmundo.es/elmundo/2008/07/24/ciencia/1216895168.html).




Cuando otros creyentes del tema OVNI han leído lo anterior se han aprestado a clamar "Vean, lo que dice un astronauta sobre la ocultación que hace la NASA".


Ver entrada en Ahuramazdah:


http://ahuramazdah.blogspot.com/2009/04/las-patinadas-de-edgar-mitchell.html


2 comentarios:

encontrado dijo...

Hola:
Solicito tu autorización, para publicar esta entrada, en la edición del circo del absurdo de este mes. O la que tú propongas
¿Vale? ¡Espero tu respuesta!
encontrado

Despertandoalarazon

Pablogger dijo...

De acuerdo maese encontrado.

Ya dejé un comentario en su blog.

Saludos

KC

Recientes ciudadanos de Higadolandia