lunes, 12 de enero de 2009

A veces hay conspiraciones; las más de las veces, no.

Muchos explican los acontecimientos históricos por conspiraciones pero se subestima a la estupidez.

Anónimo


Hay una pregunta que me da de vueltas (por decir algo) en la mente, y lo ha hecho por varios lustros. Y parte de un sesgo de percepción muy común en nuestra sociedad. La pregunta es ¿Lo que me pasa es obra de la voluntad de otros o es obra de mi propia voluntad (o falta de ella)?

El sesgo de percepción del que hablo tiene que ver con la idea neurótica, muy difundida en la humanidad, de que cuando algo malo nos pasa nos sentimos víctimas de las circunstancias, o bien intentamos culpar a otros de lo que nos ha pasado. Neurótica porque las más de las veces es una especie de herramienta auto complaciente que nos ayuda a evadir nuestras responsabilidades, a justificar nuestros errores, a minimizar nuestras fallas. Y es un sesgo porque en muchas ocasiones podemos establecer con claridad si la causa de tal o cual suceso se encuentra en nosotros, en otras voluntades, o en causas no voluntarias, pero externas. Sin embargo hay que reconocer que es muy humano intentar engañarnos a nosotros mismos (y a otros) adaptando nuestros filtros de percepción para evitar ver las evidencias claras que apunten hacia las causas de lo ocurrido.

Desde mi punto de vista, esta idea neurótica puede ser la base de tanta teoría de conspiraciones que nos ronda en la actualidad. Claro, racionalizando sesgadamente algunas observaciones de la realidad. Esto puede verse con más claridad en un ejemplo de debate que sostuve con un forista de los grupos de Yahoo a los que suelo visitar.

Este forista afirmaba que "existe una mega-conspiración mundial", que es la razón por la que suceden estas cosas:
  1. Armas de destrucción masiva
  2. Nuevas enfermedades (mal de Marburg, sida, ébola, gripe del pollo, mal de las vacas locas, etc.)
  3. La ruina de los países.
  4. El fenómeno del desempleo.
  5. Emigración (forzada).

Reproduzco aquí un párrafo de su intervención y posteriormente una línea de discusión sobre algunos de sus puntos:

Creo que no entiendes el problema o cuestión que analizas. Sin ánimo de ofender, me gustaría hacer hincapié en el fenómeno tan conocido de que "el pez grande se come al chico". Creo que podemos defender la tesis de que mientras los gobiernos no tengan una voluntad inflexible de servir a la sociedad más de que mantener un "status quo" determinado, el campo de la ciencia y del desarrollo tecnológico (y me refiero a un desarrollo tecnológico "limpio" ) seguirá siendo una "merienda de negros", que es lo que me temo es hasta ahora. ¿Prueba? Pues por ejemplo las armas de destrucción masiva, que desde luego no están en manos de "países canallas". Las nuevas enfermedades: el mal de Marburg, el sida, el ébola, la gripe del pollo, las "vacas locas". Tu hablas de los países "en vías de desarrollo" como si fuera un fenómeno normal, es en algunos países del primer mundo donde yacen las causas de que esos países estén "en vías de desarrollo". Porque supongo que hablarte a ti de "gobiernos en la sombra" es, de momento, tiempo perdido. En otros términos, la ruina de esos países está PROVOCADA INTENCIONALMENTE. Por ejemplo Argentina.
A este párrafo respondí lo siguiente:

La idea de que los demás son culpables de lo que a mi me pasa, es decir, la base simplificada de la idea de la conspiración mundial, es debatible pues en el terreno personal se puede explicar con la neurosis ¿no crees? ¿O descartas la neurosis como causa de la paranoia? No lo creo, pareces inteligente aunque un poco testarudo.

Esto lo digo por lo que afirmas sobre Argentina. Las causas de los males de los países latinos son muchas. Quizás entre ellas se encuentre la intención de los poderosos de seguir siendo poderosos, no lo descarto, pero hay otras que quizá sean más fuertes. Te puedo decir que la idea del complot también la he tenido yo respecto a mi país (México). Pero al pasar del tiempo y al conocer más a mi pueblo he llegado a la conclusión que el peor enemigo del mexicano ha sido el mismo mexicano. No se necesita de un plan mundial secreto para tenernos de rodillas. Y bueno, si un competidor tuyo te encuentra de rodillas debido al conflicto de tus piernas con tu cerebro, no será necesario que use un plan secreto para mantenerte así. Simplemente se aprovechará de tu debilidad. En esto no hay secretos, mi amigo.

Antes que afirmar en forma neurótica que somos víctimas, habría que analizar las causas internas de nuestra debilidad, de manera honesta y objetiva. Aunque sé que es más fácil y cómodo culpar a otros. No te culpo si sigues pensando de esa forma.

Aquí conviene aclarar el punto. Y quizá sea mejor iniciar esta aclaración con un ejemplo personal. Sólo he sido víctima de robos en dos ocasiones en mi vida. Las dos ocasiones consistieron en la sustracción de mi cartera en el metro de la ciudad de México. En ambos casos los perpetradores fueron hábiles carteristas pues no me percaté del momento de la sustracción. Ahora bien ¿a que se debió que me hayan robado mi cartera? Es evidente que a la intención y voluntad malévola de los carteristas para robarme. A esto yo le llamo el peligro externo. Pero también se debió a mi falta de previsión al no tomar medidas para evitar este tipo de hurtos, sabiendo de antemano que en esos medios de transporte pululan delincuentes de tal calaña. A esto le llamo vulnerabilidad. O como dice el dicho de entrada, estupidez.

A nivel mundial, pienso, ocurre algo similar. Las diferentes idioscincracias nacionales tienen huecos que permiten a otros aprovecharse. Esto no es un secreto. Pero es muy difícil aceptar esas vulnerabilidades, pues es tanto como aceptar que se ha sido estúpido, incluso que ha habido estupidez colectiva.


Continua acá: http://ahuramazdah.blogspot.com/2009/01/veces-hay-conspiraciones-las-ms-de-las_14.html
Imagen: El objetivo del portal era evitar que circulasen vehículos más altos que el límite de altura marcado. ¿Qué causó el accidente? La estupidez, o falta de cuidado del conductor.


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